jueves, 23 de octubre de 2008


YO, A LOS VEINTICINCO AÑOS, ANONADADA ANTE UNA DOCTORA INGLESA: ME ACABAN DE DIAGNOSTICAR SIDA. ME DAN 8 AÑOS DE VIDA. LA DOCTORA ME DICE, QUE TENGO QUE RENUNCIAR AL SEXO Y NO EMBORRACHARME PUES PUEDO CONTAGIAR LA ENFERMEDAD.

TENDRÍA QUE HABER MUERTO A LA EDAD DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO, PERO NO HA SIDO ASÍ.

ES POSIBLE QUE ESTUVIERA TAN BIEN COMO TÚ, SI NO ME HUBIERAN ENVENENADO DURANTE QUINCE AÑOS CON MEDICAMENTOS QUE, AHORA LO SÉ, MATAN.

AL POCO TIEMPO DE DIAGNOSTICARME SIDA, COMIENZAN A MEDICARME (1991): RETROVIR (AZT) A DIARIO Y SULFAMIDAS EN DIAS ALTERNOS. DEJO DE TOMAR EL AZT PORQUE ME ENCUENTRO MUY MAL. EN EL PRIMER MES DE TRATAMIENTO, ME HINCHO TANTO QUE MI TALLA AUMENTA EN TRES NÚMEROS. NO PUEDO ANDAR, NI TRABAJAR NI PENSAR. SOLO VEO UN TUNEL Y, AL FINAL, LA NADA. PIENSO: MEJOR MORIR BONITA Y CON LOS PIES EN EL SUELO QUE INFLADA COMO UN GLOBO. ABANDONO LA QUIMIOTERAPIA MALDITA Y EN SEGUIDA ME SIENTO MEJOR. AUNQUE NO LLEGUO A RECUPERARME DEL TODO HASTA PASADOS DOS O TRES AÑOS. MEDICOS, FAMILIARES Y AMIGOS, TODOS, PIENSAN QUE ESTOY LOCA POR ABSTENERME EN EL USO DEL AZT. CREEN QUE HE DEJADO DE LUCHAR.

ENTIENDO POR "LUCHAR" EL PERMITIR QUE LA NATURALEZA HAGA SU TRABAJO, EN LUGAR DE LAS COMPAÑIAS FARMACEÚTICAS.

ESPERO LA MUERTE CON LOS OJOS CERRADOS PERO NO VIENE.

HOSPITAL DE LA PRINCESA, PLANTA 9. TODOS MUEREN ALLI, ANTES DE CUMPLIR LOS 30. COMPAÑEROS DE INSTITUTO, EX-AMANTES, EX-NOVIOS, MI PAREJA, AMIGOS, FAMILIARES, NIÑOS, VECINOS; EL PELUQUERO MARIQUITA, ELENITA, DESIREÉ, URCO Y SU HERMANO FLORO, ENRIQUE Y SU HERMANO JUAN; EL PALMERA, EL FÓRMULO, EL ALEMÁN, ADOLFO, ALBERTO, SANCHO, LUIS Y CRISTINA Y SU BEBÉ, Y MUCHOS OTROS QUE DEJARON DE PASEAR POR MI BARRIO: PROSPERIDAD, MADRID, A MEDIADOS LOS 90. ALGUNOS, MUEREN ESPOSADOS A LOS HIERROS DE LA CAMA MIENTRAS DOS POLICÍAS CUSTODIAN LA PUERTA. LOS SACAN DE PRISIÓN EN EL ÚLTIMO MOMENTO PARA NO ENGROSAR LAS LISTAS DE MUERTOS INTRAMUROS. MUCHOS DE AQUELLOS RECLUSOS YA TIENEN EL ROSTRO TAPADO POR UNA SÁBANA CUANDO SE AVISA DE SU ENFERMEDAD A LOS FAMILIARES. HE VISTO SÍNDROMES DE ABSTINENCIA BRUTALES QUE, JUNTO CON LA EXPERIENCIA DE LA MUERTE, DEBE SER EL INFIERNO. A LOS YONQUIS LOS DEJAN MORIR SIN PALIAR SU DOLOR. EN LA PLANTA 9 DE LA PRINCESA HE VISTO MUCHAS COSAS... HE VISTO MORIR A MI GENERACIÓN TRAS AQUELLAS PUERTAS SOBRE LAS QUE HAN COLGADO UN CARTEL CON UNA CALAVERA NEGRA. " ¡PELIGRO. CONTAMINACIÓN!".

AHORA SÉ, SOSPECHO, INTUYO, LEO QUE EL AZT LOS MATÓ O AYUDÓ A MORIR A TODOS.

EL TEMOR A LA MUERTE, LA MARGINACIÓN, EL ESTIGMA Y LA FALTA DE AMOR TAMBIEN MATAN.

UN EX-PRESIDIARIO ME DICE QUE, EN LA CARCEL ENSAYARON EL AZT ANTES QUE EN LA CALLE Y EL RESULTADO DE LA PRUEBA ES MUERTE SIN REMEDIO A CORTO PLAZO, INCLUSO EN PERSONAS QUE PARECEN SANAS. LOS PRESOS SON LOS PRIMEROS EN EXTENDER EL RUMOR DE ALARMA...

HE VISTO MORIR A TODO MI BARRIO EN UNA PROCESIÓN SILENCIOSA. LOS MÉDICOS ESPERAN DE NOSOTROS QUE REVENTEMOS COMO UN REBAÑO DE OVEJAS EN EL MATADERO, SIN GRITOS NI ACTITUDES POCO ELEGANTES.

CUANDO LAS ANALÍTICAS ANUNCIAN EL FIN CERCANO, ALLEGADOS Y MÉDICOS TE MIRAN COMO UN PERDEDOR, INCAPÁZ DE CUIDARTE NI DE LUCHAR, HASTA QUE EXPIRAS RODEADO DE LOS QUE, AÚN, TE ACUSAN DE HOMOSEXUAL, DROGADICTO, GOLFA.

LOS DIAGNOSTICADOS CON SIDA, AÚN NO TIENEN DERECHO A TRASPLANTES DE HIGADO.

FUI ESCÉPTICA CON LOS DISIDENTES DE LA TEORÍA OFICIAL SOBRE EL SIDA. ELLOS, DICEN QUE EL VIRUS DEL SIDA NO MATA; QUE EL SISTEMA INMUNE PUEDE ESTAR DAÑADO POR OTRAS CAUSAS: DROGAS ADULTERADAS, DIOXINAS, VENENOS INSECTICIDAS, MALA HIGIENE VITAL, MEDICAMENTOS ANTIRRETROVIRALES, ANTIBIOTICOS, ETC.

AHORA, EMPIEZO A VER LAS COSAS DE OTRA MANERA Y ME PREGUNTO POR QUÉ ESTOY VIVA Y MIS AMIGOS NO LO ESTÁN. YO, DEJÉ DE TOMAR EL AZT. ELLOS, NO.

HE DEJADO DE ACUDIR A CONSULTAS DONDE LOS FACULTATIVOS TE MIRAN TRAS SUS GAFAS CON EL DESPRECIO QUE SE MIRA A UNA MOSCA A PUNTO DE SER APLASTADA BAJO EL PULGAR.

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DESPUÉS DE UNOS CINCO AÑOS DE ALEJARME DE TODO, ES DECIR, DE ESPERAR A LA MUERTE, ME HABLARON DEL NUEVO COMBINADO DE TRES ANTIRRETROVIRALES, MUCHO MÁS SUAVES PARA EL ORGANISMO Y MÁS EFECTIVOS CONTRA EL VIRUS. SEGUÍ LOS TRATAMIENTOS CON EL NUEVO COMBINADO DURANTE UNA DÉCADA, HE TOMADO A DIARIO 9, 10 O MÁS PIRULAS. EL VIRUS SE ME NEGATIVIZÓ EN LA SANGRE. ¿PERO NO SERÁ ESTE BICHITO MENOS PELIGROSO QUE SU ANTÍDOTO?

AHORA TENGO TAN POCO VOLUMEN CORPORAL QUE SÓLO ME PUEDO VESTIR EN LA SECCION INFANTIL DE LOS GRANDES ALMACENES. MI CUERPO, ANTAÑO REDONDITO, SE HA CONVERTIDO EN UN SACO DE ENTRAÑAS Y HUESOS DOLORIDOS.

MIRO HACIA ATRÁS EN EL TIEMPO Y OBSERVO QUE TODOS LOS INGRESOS HOSPITALARIOS QUE HE SUFRIDO FUERON A CAUSA DE LA MEDICACIÓN. EN REALIDAD, NUNCA HE PADECIDO NINGUNA ENFERMEDAD CAUSADA POR EL HIV.

HACE UN PAR DE AÑOS, CUANDO AÚN ERA TONTA, ENTRÉ A SER COBAYA DEL ENSAYO DE UN MEDICAMENTO NUEVO: TENOFOVIR, JUNTO CON EL CÓCTEL HABITUAL. HOSPITAL DE SANT PAU, BARCELONA. ME VENDIERON QUE ERA MUY BENEFICIOSO PARA MI. LO CREÍ. A LOS DOS MESES NO ME PODÍA LEVANTAR DEL SOFÁ. ADELGACÉ TANTO QUE DABA MIEDO. POR PRIMERA VEZ EN MI VIDA PENSÉ EN EL SUICIDIO COMO UNA POSIBILIDAD DULCE, UNA LIBERACIÓN. LA DOCTORA ME DIJO QUE MI PROBLEMA ERA QUE ESTABA PREOCUPADA POR MI ESTÉTICA Y QUE TENÍA QUE DAR GRACIAS DE ESTAR VIVA. ME MANDÓ AL PSIQUIATRA Y, ÉSTE, A TOXICOMANIAS PORQUE FUMO HACHIS... DURANTE ESE AÑO, ME RECETARON 30 KILOS SEMANALES DE BATIDOS NESTLÉ PARA GANAR PESO. LA COMPOSICIÓN PRINCIPAL DE ESTOS MEJUNJES ES GLUCOSA LO QUE ME PROVOCÓ UNA CANDIDIASIS BESTIAL. POR SUPUESTO, NI ENGORDÉ UN GRAMO NI ME SUBIERON LAS DEFENSAS. AL CABO DE UNOS MESES DE FINALIZADO EL ENSAYO, ME LLAMARON DEL HOSPITAL UNIVERSITARIO GERMAN TRIAS I PUJOL, BADALONA Y ME OFRECIERON 6O€ PARA HACERME UNA PRUEBA, PUES SOSPECHABAN DE QUE EL ENSAYO TENOFOVIR JUNTO CON EL COCTEL DE TRES ANTIRRETROVIRALES PRODUCEN TOXICIDAD PELIGROSA PARA LA VIDA.

A LA RABIA, ELLOS, LOS MÉDICOS, LA LLAMAN NERVIOS.

HOY MISMO, UN CONOCIDO, ME HA DICHO QUE HA PERDIDO UN OÍDO DE FORMA IRREVERSIBLE. LOS PROPIOS MÉDICOS LE HAN RECONOCIDO QUE ES A CAUSA DE LA MEDICACIÓN ANTIRETROVIRAL. TOMÁS, UN BUEN AMIGO, TOMABA LOS MISMOS MEDICAMENTOS. PRIMERO SE QUEDÓ SORDO, LUEGO TONTO Y DESPUÉS, MURIÓ. ENERO 2003. ESTÁ CLARO QUE ESTAS DROGAS NO CURAN Y PRODUCEN DAÑOS SIN SOLUCIÓN.

UNO DE LOS EFECTOS INDESEADOS DE LOS COCTELES ANTISIDA ES LA ENFERMEDAD MITOCONDRIAL, QUE TE DEJA SORDO PERO TAMBIÉN MATA. SÉ QUE LA DECISIÓN DE DEJAR DE TOMAR ESTOS FÁRMACOS ES DURA Y DIFÍCIL. PERO CREO QUE ES LA MEJOR SOLUCIÓN: CUANTO MÁS LIMPIO ESTÉ EL CUERPO MÁS SALUD Y VIDA.

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LOS LABORATORIOS FARMACÉUTICOS SE HAN LUCRADO CON EL MIEDO A LA MUERTE QUE ELLOS HAN CREADO SIRVIÉNDOSE DE CAMPAÑAS TAN POTENTES QUE, AÚN AHORA, SON INCUESTIONABLES OTRAS REALIDADES FUERA DE LA VERSIÓN OFICIAL SOBRE EL SIDA. ADEMÁS, HAN SERVIDO PARA CREAR ALARMA SOCIAL Y RECHAZO HACIA CIERTOS COLECTIVOS QUE SUPONEN LA CARGA AMARGA PARA CUALQUIER ESTADO QUE ASPIRE A LA LIMPIEZA DE LACRAS:

O SEA,

MARICONES,
NEGROS,
PRESOS,
DROGADICTOS,
PUTAS,
NINFÓMANAS,
PERVERTIDOS SEXUALES,
INDIGENTES
Y
HEMOFÍLICOS ( POBRES, ESTOS ÚLTIMOS... INOCENTES...)

HE VISTO MORIR A MI GENERACIÓN. SI EL AZT FUE LA CAUSA DE TANTA MUERTE, PODEMOS HABLAR DE GENOCIDIO.

EL GENOCIDIO ES UNA ESTRATEGIA DEL ESTADO PARA DESHACERSE DE ELEMENTOS INDESEABLES O PARA EL CONTROL DE POBLACIÓN. LOS GENOCIDIOS LOS PERPRETAN AQUELLOS PAÍSES QUE GANAN LAS GUERRAS Y LOS QUE LAS QUIEREN GANAR.

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YA NO.
HE TARDADO DEMASIADO TIEMPO EN TOMAR ESTA DECISIÓN. A PARTIR DE AHORA, SOY LA DUEÑA DE MI VIDA Y NO LA GLAXO-WELLCOME U OTRAS EMPRESAS INOMBRABLES QUE TRAFICABAN CON EL MIEDO A LA MUERTE COMO CUALQUIER SECTA RELIGIOSA. HE TIRADO TODOS LOS MEDICAMENTOS A LA BASURA. ESPERO QUE SEAIS TESTIGOS DE MI EVOLUCIÓN.

EN UN AÑO SIN TOMAR NINGUN FÁRMACO, HE GANADO CUATRO KILOS Y OTRA VEZ TENGO GANAS DE VIVIR. SE ME FUE LA TRISTEZA PERMANENTE DE MI CUERPECITO INTOXICADO. ME CUIDO TODO LO QUE PUEDO AUNQUE TAMBIEN SALGO A DIVERTIRME. AHORA SOY LIBRE. NO TENGO PROBLEMAS PARA HACER EL AMOR CON QUIEN ME APETECE. CASI SIEMPRE INFORMO DE MI CONDICIÓN Y LOS HOMBRES QUE ME DESEAN NO TEMEN AL CONTAGIO. LA VIDA EMPIEZA TODAS LAS MAÑANAS.

LA MEDICACIÓN, EL MIEDO, EL DOLOR POR LA MUERTE DE MI GENTE, LA SOLEDAD Y LA LOCURA NO HAN PODIDO CONMIGO, AÚN.


SIENTO QUE QUIZÁ HE LLEGADO UN POCO TARDE AL ESCEPTICISMO Y AL USO DEL SENTIDO CRÍTICO. LA VERDAD, ES QUE INTERNET ME HA AYUDADO MUCHO EN ESTE VIAJE... PUEDES CREER O NO LOS ARTÍCULOS QUE SE REDACTAN SOBRE EL TEMA PERO CUANDO HAS LEIDO CIENTOS DE PAGINAS SOBRE EL SIDA, TE DAS CUENTA QUE ALGO HUELE MAL... MUY MAL...

Por Labiennacida

miércoles, 22 de octubre de 2008

sida en africa

la farmaindustria asesina ha contribuido a diseminar el pánico a un virus que ha resultado ser la base de la mayor estafa de todos los tiempos:

- El VIH nunca ha sido aislado siguiendo los procedimientos habituales (postulados de Koch) de laboratorio para identificar y estudiar los virus normales. Ahí está la primera trampa: han utilizado un sistema totalmente nuevo y exclusivo para explicar el peligro de un virus que no es dañino, tal y como dice Peter Duesberg, el mayor experto en retrovirus del mundo. El VIH no infecta las células: en personas que han muerto de SIDA apenas se encontraban células infectadas. Montaigner, premio Nobel por el "descubrimiento" de la relación VIH/SIDA afirma en declaraciones de hace no mucho tiempo, que "nunca aislaron el VIH en laboratorio". Si no se aisla un virus apropiadamente, es imposible estudiar su funcionamiento.

- El VIH no provoca SIDA. El SIDA es un conjunto de enfermedades que han existido siempre (tuberculosis, sarcoma de kaposi, demencia, neumonia, etc...) y que afloran cuando el sistema inmune no funciona bien a causa de factores tales como abuso de drogas, medicamentos inmunodepresores, mala alimentación, contaminación de las aguas, etc.
El recuento de linfocitos T4 que ellos utilizan para medir la progresión de la enfermedad tampoco en un baremo válido pues hay muchas personas no son seropositivas que también tienen pocos T4. Hay muchos seropositivos que se encuentran perfectamente sanos a pesar de tener pocos T4 (siempre que no tomen antiretrovirales, claro).
Otro medidor de la progresión del SIDA es el recuento de carga viral (conteo de copias del virus, las copias son las huellas del virus en las células, ya que jamás se ha identificado una sola célula realmente infectada por VIH , sólo su paso a través de ellas). Para medir la carga viral se utiliza una máquina llamada PCR, cuyo inventor, Kari Mullis (premio Nobel) dice que no sirve para medir la progresión del SIDA ni nada parecido.

- El VIH no se contagia pues no es infeccioso. Es habitual encontrar parejas donde uno de los dos partenaires fue etiquetado como seropositivo y no han contagiado al otro.

- Los niños nacidos de madres seropositivas (abusadoras de drogas, con hepatitis, etc) negativizan al poco de nacer sin necesidad de fármacos antiretrovirales.

- Los tests no son fiables. Pueden reaccionar positivo por otras razones como embarazos multiples, vacuna de la gripe, la gripe misma o por haberte emborrachado la noche anterior. Los prospectos que se adjuntan con los tests oficiales, explican que los resultados positivos no son suficientes para determinar que una persona desarrolle el SIDA. En cada país se utlizan métodos diferentes de diagnóstico del VIH: puedes resultar positivo en España y negativo en Gibraltar. Normalmente, se utliza el test Eliza y si éste da positivo, usan el test Western Blott para confirmar. El Western Blott no se utliza en Inglaterra por la gran cantidad de falsos resultados positivos.

El mismo día que Robert Gallo dio al mundo la noticia del descubrimiento del VIH como causa del SIDA, ese mismo día, él mismo patentó los tests Eliza. El Doctor Roberto Giraldo demostró que estos tests están amañados para que cualquier persona con el sistema inmune un poco dañado resulte positivo.

En muchos paises de Africa no se utilizan los tests pues no tienen dinero para ello. La definición de Bangui sirve para diagnosticar SIDA sin tests en Africa. Si pierdes el 30% de peso corporal, tienes tuberculosis o diarrea y eres africano de piel oscura, ya te diagnostican SIDA. Estos síntomas son típicos de poblaciones de paises subdesarrollados que padecen malas condiciones de vida.

- Los antiretrovirales son unos medicamentos muy peligrosos que causan enfermedades similares a las llamadas enfermedades del SIDA. El AZT, por ejemplo: fue el primer medicamento contra el SIDA. Unos años antes fue prohíbida su venta por la cantidad de efectos secundarios peligrosos que causaba. Es posible que el AZT haya matado a cientos de miles de personas cuya muerte se enmascara como SIDA.
Los nuevos cócteles antiretrovirales, en uso desde 1996, no matan tan rápido pero sí a la larga. Actualmente muchos seropositivos mueren por fallo hepático o renal que no son enfermedades SIDA sino intoxicación aguda causada por los fármacos.

Estamos pues ante una de las mayores y más genocidas mentiras que flagelan la humanidad. Los inventores de esto son buenos discípulos de las teorías nazis.

martes, 21 de octubre de 2008

DECLARACION OBLIGATORIA. EL COLMO

Casabona añadió que el VIH será de declaración obligatoria en 2009. Ello permitirá elaborar un registro con datos fiables sobre el alcance de la enfermedad, lo que aún no se ha logrado a nivel estatal.
http://www.elpais.com/articulo/sociedad/test/VIH/sera/gratis/farmacias/Barcelona/elpepisoc/20081018elpepisoc_7/Tes

lunes, 20 de octubre de 2008

domingo, 19 de octubre de 2008

Existe el sida?

¿Existe el sida?

El 23 de abril de 1984, Robert Gallo, junto con una inverosímil secretaria de Salud (Margaret Heckler), los dos con peluca, convocaron a una rueda de prensa para dar a conocer al mundo el descubrimiento de la “causa probable” del sida, un virus entonces considerado una variante de un virus cancerígeno que Gallo denominó HTLV-III.

Por Daniel Link



Daniel Link


El 23 de abril de 1984, Robert Gallo, junto con una inverosímil secretaria de Salud (Margaret Heckler), los dos con peluca, convocaron a una rueda de prensa para dar a conocer al mundo el descubrimiento de la “causa probable” del sida, un virus entonces considerado una variante de un virus cancerígeno que Gallo denominó HTLV-III.

El escandaloso anuncio (en ese momento no había publicación científica alguna que lo respaldara) despertó las iras al otro lado del Atlántico. Luc Montagnier se atribuyó, al mismo tiempo, el descubrimiento y acusó a su competidor norteamericano (con razón, según se comprobó más tarde) de apresuramiento y deshonestidad (Robert Gallo habría utilizado fraudulentamente muestras de VIH del Instituto Pasteur para realizar su anuncio).

La corporación médica aceptó sin titubeo la disparatada declaración de la funcionaria de Reagan, que estableció una correlación causal irrefutable entre el virus y el síndrome de inmunodeficiencia adquirida. “Hoy agregamos un nuevo milagro a la larga carrera de honores de la medicina y la ciencia americanas”, dijo. La larga carrera, se olvidó de decir, por las patentes y las regalías.

En 1990, Luc Montagnier comenzó a disentir con las estrategias de investigación dominantes. Según su punto de vista, el VIH es incapaz de producir enfermedad alguna por sí solo (necesita de “cofactores”). En la Conferencia Internacional de Sida de San Francisco de ese mismo año, sus argumentos (el hecho de que nunca, ni aun en el caso de pacientes en estado terminal, se haya observado más de uno de cada quinientos linfocitos T infectados, y la incapacidad del virus de VIH para matar esas células) le valió que el impresentable Gallo lo acusara de avalar las posiciones disidentes en lo que a la causalidad virus-síndrome se refiere.

Difícil es saber si la posición hoy hegemónica es más verdadera que la disidente (a la que adhieren varias eminencias mundiales en la materia), pero en todo caso el reciente reconocimiento con el Premio Nobel de Medicina (compartido) a Luc Montagnier, del Instituto Pasteur, profundizará un debate impostergable.

UNA CRETINA LLAMADA ELISA

Le acaban de dar el más importante premio de periodismo de Colombia a Carol Ann Figueroa, por su artículo "Una cretina llamada Elisa"
http://www.revistanumero.com/web//index.php?option=com_content&task=view&id=353

Qué opción de vida le queda a una joven escritora cuando su examen de VIH da positivo?


Por Carol Ann Figueroa
Ilustraciones de Nicolás Lozano

Carol Ann Figueroa (Bogotá, 1978). Periodista de profesión, escritora por necesidad, guionista por mutación, redactora de libros de investigación y del desaparecido periódico cultural Suburbia; ha colaborado en varias publicaciones, entre las que se destacan el «Magazín Dominical» de El Espectador y la revista Kinetoscopio.

Me estoy muriendo.
Image Y ahora que un papel doblado en mi agenda me lo dice, reconozco que nunca creí realmente que fuera cierto. Me doy cuenta de que nunca creí que me pudiera morir y, sin embargo, al parecer es una de esas cosas que sí suceden. Uno se muere. Y yo me estoy muriendo.
El médico dijo «El resultado de su prueba de VIH es positivo» y desde entonces me fue difícil escuchar lo que decía. Sus labios se movían pero sólo producían cierto eco.

La manera lastimera en que esquivaba mi mirada me hizo comprender que sí era cierta la noticia. Pesaba tanto el aroma de mi muerte que el tipo se apresuró a pedirme que me realizara un segundo examen, llamado Western Blot, para verificar el resultado, y me indicó el camino de salida.

Eso fue todo. Cinco minutos le tomó darme la noticia.

«Mi vida se acaba prematuramente», pensé mientras me levantaba de la silla.

Mi vida se acaba sin el goce de orgasmos múltiples producidos por drogas intravenosas o la orgía de amantes confusos, variados y sucesivos; se acaba sin amaneceres de deshidratación y resaca en apartamentos desconocidos y, no obstante, ya mis padres lloran sobre el ataúd mientras la familia cuchichea la causa del deceso, mi dramática pérdida de peso en los meses anteriores, mis pómulos pronunciados y mis ojos ahogándose en sus esferas; mi diarrea, mi inapetencia, mi fiebre, mi depresión.

Todos los aviones que viajan a Venecia despegarán sin mí. Todos los amigos, toda la familia, los vecinos y los desconocidos, abrirán sus ojos sin que yo esté aquí, y lo cierto es que no les haré falta. No tendrán que saludarme y no notarán que no me despido.

¿Quién pudo haber sido? ¿Me arrepiento si es esa la razón? De arrepentimiento no se hacen los remedios y, total, el papel que guardo en mi agenda dice que no hay remedio.

Nadie debe enterarse. Necesito mantener un em-pleo, conseguir dinero para costear los medicamentos, resistir el mayor tiempo posible antes de no tener más soporte que la lástima de aquellos que me van a ver morir. ¿Tendré tiempo de ordenarlo todo antes que un demacrado rostro evidencie lo que me está sucediendo?


¿Qué me está sucediendo?
Escribí la palabra «sida» en la barra del buscador con la sensación de estar buscando mi propio nombre en la red, como si me lanzara a la cacería de mi otro yo, ese que había olvidado en un rincón de la cotidianidad pero que siempre estuvo al acecho, listo para escaparse en cuanto el llamado de la muerte hiciera posible nuestro encuentro.

Más de 38 millones de personas en 126 países han vivido con él durante cinco o diez años antes de poder darse la vuelta para abrazar al otro, ese que forma parte de los 2,8 millones de nuevos compañeros, los que se mueren de sida1.

Una mujer de Guatemala resultó VIH positiva hace doce años por cuenta de la infidelidad de su marido y todavía no tiene sida. Tuvo tiempo de cuidar al hombre, enviudar, quedar a cargo de tres hijos y ver graduar a los dos primeros, sin presentar un solo síntoma. Un muchacho gay de Costa Rica, de veinticinco años, cumple siete de preguntarle cada tres meses a su doctor si su conteo de células T2 ya delata inmunodeficiencia progresiva, y un argentino heterosexual, diagnosticado a los treinta como VIH positivo y que a los cuarenta recibió su diagnóstico de inmunodeficiencia adquirida, a los 45 publicó su fotografía en la red exhibiendo una demacrada sonrisa como prueba de su honestidad cuando escribe «Soy feliz y tengo sida».

Activistas canadienses, brasileños, surafricanos, mexicanos y norteamericanos; enfermos consagrados que cargan quince años de sida; drogadictos arrepentidos, homosexuales pervertidos y heterosexuales seropositivos me invitan a esperar con entusiasmo suicida la aparición del síndrome siguiendo con disciplina las instrucciones de mi doctor, tomando los medicamentos que cubre mi EPS, acercándome a cuanta asociación homosexual y ONG se me cruce en el camino para consultar los derechos y deberes de mi nueva vida en este mundo paralelo, el de los VIH positivos, los futuros muertos de sida.

¿Qué me pueden ofrecer? Diez, quizás veinte años más de vida, sintiendo en la nuca la respiración de la muerte, tomando medicamentos para fingir que no la siento, que puedo enviarla de vuelta a su rinconcito en la rutina, transformada ahora en la rutina de un paciente enfermo de sida.

La rutina de consumir de por vida —o hasta que se acabe la vida— un tratamiento llamado terapia retroviral altamente activa o «coctel combinado», según la cual se deben consumir treinta pastillas diarias en promedio, en horarios que cubren las veinticuatro horas, algunas con las comidas, otras con el estómago vacío, siempre temiendo que sin un estricto apego a las dosis y horarios, el virus mutará en uno nuevo, más poderoso, más resistente a la medicina.

Pero yo no tengo sida. No tengo el Síndrome de Inmuno-deficiencia Adquirida. Incontables páginas en la web me lo decían.

Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida es una categoría creada por el Centro de Control de Enfermedades de Estados Unidos para agrupar un conjunto de signos y síntomas de diversas enfermedades bastante conocidas, que atacan en forma simultánea un mismo sistema inmunológico, resultando particularmente resistentes a los medicamentos que se utilizan para combatirlas.

Herpes, neumonía, tuberculosis y varios tipos de cáncer forman parte del grupo de veintinueve enfermedades que se han agregado con los años a la familia del sida, haciendo que la palabra enfermedad le quede pequeña.

El sida no es una enfermedad, es un síndrome; de modo que, técnicamente, nadie puede estar enfermo de sida.

«Una persona es diagnosticada con sida si presenta uno o más de los veintinueve estados físicos oficiales que definen al sida y si también resulta positiva a los anticuerpos asociados con el VIH. En otras palabras, la neumonía en una persona VIH positiva es sida, mientras que la misma neumonía en una persona VIH negativa es sólo neumonía. Las manifestaciones clínicas y los síntomas pueden ser idénticos, pero uno se llama sida mientras que la otra se llama neumonía»3.

Se leía tan claro, que me pareció la información más confusa de mi vida. Un resultado médico por el que me entregué al pánico parecía no ser el que yo creía.


Image«Si todavía hace falta una prueba para confirmar el diagnóstico, posiblemente ni siquiera soy seropositiva», pensé.

Entré al segundo consultorio al que acudí para que mi Plan Obligatorio de Salud me suministrara el examen probatorio, el Western Blot, dispuesta a resolver todas las preguntas producidas por mis pesquisas, pero sólo obtuve respuestas monosílabas.

Cuando le pregunté al doctor sobre las posibilidades de que la segunda prueba resultara negativa y mi Elisa fuera una falsa alarma positiva, esquivó con un dejo de molestia mi mirada, como si yo no tuviera derecho de hacer de la duda mi esperanza, y se limitó a decir: «Hacemos la segunda prueba por rutina, porque la verdad es que el resultado rara vez cambia».

Rutina. El momento más ansioso de mi vida es… rutina. ¿Qué clase de difamador del juramento de Hipócrates me habla así y pretende que lo visite con mi segundo resultado para «comenzar el seguimiento médico correspondiente»?
¡Maldito gusano de escritorio, indigno de manejar lo que pase con mi vida; inconsciente, animal, bruto, cobarde, incapaz de hablar sobre la muerte con gallardía!

No soy seropositiva confirmada y ya me enlista para el seguimiento médico correspondiente: visitarlo trimestralmente para que una muestra de sangre determine si mi conteo de células T —término que no me explicó— está por encima o debajo de las doscientas4; empezar a consumir de manera preventiva pequeñas dosis de AZT5 y, según las reacciones de mi cuerpo —sobre las cuales no me habló—, reducir la dosis y combinarla con didanosina (DDI) o zalcitabina (DDC), esperando que éstos mantengan el conteo de mis células en niveles seguros el mayor tiempo posible, lo que en cualquier caso no significa una cura.

Medicamentos que no curan pero que debo tomar. Eso me ofrece la medicina.

Y no sólo no curan sino que al respaldo de sus etiquetas exhiben una escalofriante lista de efectos colaterales que incluyen salpullido, agotamiento severo, pérdida de apetito, náusea y vómito, dolor en los músculos y articulaciones, neuropatía, disfunción sexual, fiebre, diarrea, vértigo, dolor abdominal, depresión, desorden del sueño y demencia6, además de serias afecciones que resultan mucho más letales que la amenaza de comenzar a desarrollar el sida. Las reacciones adversas documentadas en la actualidad incluyen diabetes, falla hepática, arenillas renales y muerte súbita.
«El 30% de los pacientes que toman la terapia combinada padecen de lipodistrofia, un desorden en la distribución de la grasa y desorden metabólico, que puede resultar en ataques al corazón y apoplejía»7.

El argentino que exhibe su fotografía en la red, la gente que aparece demacrada en las noticias, no lo está por un herpes o una tuberculosis causada por el sida. Luce así por tomar las medicinas que evitarán que ellos desarrollen el síndrome.
Me alejé del laboratorio, dejando caer así en las alcantarillas mis esperanzas sobre el resultado que me entregarían en diez días, hasta que la pregunta de cierta campaña institucional saltó de mi memoria a la pupila: ¿conoces a Elisa?
Habérmela hecho no significaba que la conocía, así que ocupé los diez días de angustia que me obsequiaba la rutinaria medicina en buscar toda la información que no había leído o escuchado sobre Elisa.

Lo primero fue leer que los falsos positivos existen en grandes cantidades, contrario a la severidad con que los había descartado la desidia de mi incompetente doctor.

Existen más de cincuenta condiciones inofensivas que pueden hacer que una prueba de VIH resulte falso positiva8. Haber tenido gripa, tener o haber tenido herpes o hepatitis, haber sido vacunado contra la hepatitis B, haber estado expuesto a los microbios que causan tuberculosis y malaria, estar embarazada o haberlo estado9. Cincuenta posibilidades de equivocación sobre las que el doctor no me habló.

«Personas que nunca han estado expuestas al VIH pueden tener reacciones falso positivas durante años o por el resto de sus vidas, debido a que la producción de anticuerpos generados por varias infecciones virales comunes, puede continuar durante años después de que el sistema inmunitario ha vencido al virus, e incluso durante toda la vida»10.

¿Cómo es posible que la prueba que me tiene al borde de reorganizar mi vida sea tan imprecisa?
Elisa, la llamada prueba para detectar el VIH, no detecta el virus que pregona en ninguna medida. Detecta anticuerpos que reaccionan a ciertas proteínas que se aplican a la muestra de sangre, las cuales se han producido en un laboratorio11.

En la página web de la Food and Drug Administration (FDA) de Estados Unidos12, responsable de controlar la seguridad y eficacia de las pruebas y los fármacos, se puede consultar el texto del inserto que acompaña a la prueba de VIH/sida, Amplicor HIV-1, de laboratorios Roche, el cual hace una increíble aclaración: «La prueba Amplicor HIV-1 no ha sido creada para ser utilizada como prueba de monitoreo del VIH o como prueba de diagnóstico para confirmar la presencia de la infección del VIH». Otra etiqueta, que encontré citada en el documental El otro lado del sida13, aclara que «en la actualidad no existen estándares establecidos para determinar la presencia o ausencia de anticuerpos frente al VIH en sangre humana».

Ni antes de pedir que me ordenaran la prueba, como tampoco cuando me tomaron la muestra de sangre, ni aun hoy después de recibir su respuesta, tuve la oportunidad de ver la caja de la cual provenía, ni los insertos que la acompañan, ni las dudas que la rodean a pesar de ser una prueba capaz de determinar el curso de millones de vidas.

No. No conozco a Elisa. Y, la verdad, no creí que se tratara de tamaña cretina.

El doctor Robert Da Prato, especialista en pruebas de VIH, no recomienda a nadie que se haga la prueba porque él mismo no entiende qué significa y no cree que alguien más lo sepa. «Nunca he visto ninguna evidencia que demuestre que esta prueba muestre lo que dice que va a mostrar: la presencia del virus, la presencia de un virus exógeno14. Realmente me gustaría ver en un microscopio esta evidencia pero aparentemente no existe. No existe porque no se ha realizado un riguroso protocolo de aislamiento»15, a pesar de que el aislamiento es la única prueba directa e inconfundible de la existencia de un virus, y el aislamiento de un virus, a partir del plasma sin cultivar de un paciente, es la única prueba de que una persona tiene una infección viral activa.

Desde que el doctor Robert Gallo anunció el VIH como la causa probable del sida, en 1984, junto con el Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos, el virus nunca ha sido aislado16.

Tres de la mañana del sexto día de esos diez que me dio la prueba de rutina y un despeñadero de contradicciones se abrió bajo mis pies. Mi afán de entender se llenaba de desconcierto, mi alivio de odio, mis esperanzas de desasosiego mientras leía una y otra vez lo que varios documentos me decían sin conseguir descreerlos: el virus más famoso del mundo no ha sido aislado. No hay prueba alguna que demuestre que el VIH exista.

Miles de cientos de personas han entregado su vida a una rutina de padecimientos por fe en Elisa, la cual los ha timado en la forma más cruel, bajo la mirada cómplice de la Food and Drug Administration, el Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS) y los Centros para el Control de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos; los laboratorios que se lucran esparciendo por el mundo sus pruebas y sus medicinas, y los gobiernos y sistemas médicos que difunden campañas para obedecer ciegamente paradigmas, pero no para cuestionarlos y llegar al fondo de sus teorías.


¿Verdad? ¿Mentira?
Si creo que el VIH sí existe y es la causa del sida, daré un paso al frente para ingresar en las estadísticas de los enfermos tratados con medicamentos para luchar contra el VIH/sida. Entregaré mi vida, sin más, a lo que ordene la medicina.

Si creo que el VIH no existe, que no tengo nada a pesar de mi prueba positiva, sentirán lástima de pensar que me niego a aceptar que se me acaba la vida, me tacharán de loca y me compadecerán por contradecir paradigmas, pero seré dueña absoluta de cada uno de mis días.

Deliraba. ¿Cómo contradecir lo que más de diez mil millones de dólares invertidos17 durante casi treinta años y un resultado positivo me decían? ¿Cómo encontrar la valentía de Copérnico y Galileo cuando se atrevieron a sostener que el Sol era el centro del universo y no la Tierra , como todos creían, corriendo el riesgo de ser quemados vivos en la hoguera?
Incluso en pacientes que sufren casi todas las enfermedades severas del sida, el VIH nunca se detecta en cantidades que pudieran causar la reducción drástica de las células inmunes18. Con la hepatitis o un resfriado común, por ejemplo, el virus que produce el resfriado se encuentra fácilmente en cantidades de millones o miles de millones por mililitro de sangre. El VIH, el virus que supuestamente produce el sida, se encuentra en cantidades de diez por cada mililitro de sangre19, lo que lo convierte en el virus más inofensivo e indetectable, en palabras de Peter Duesberg, el primer científico que logró aislar la estructura genética de un retrovirus (y el VIH es un retrovirus).

En un intento por acabar con los cuestionamientos sobre la imposibilidad de aislar el virus, es decir, encontrarlo en cantidades consideradas en una muestra de sangre, en 1995 comenzó a emplearse sobre muestras de sida una tecnología conocida como Reacción en Cadena de la Polimerasa (PCR), descrita por Duesberg como tecnología diseñada «para encontrar una aguja en un pajar».

El doctor David Rasnick20, investigador y revaluador del sida, la explica así: «Si usted toma una muestra de un paciente no puede encontrar el VIH allí, pues todo lo que tiene son células blancas. Pero cuando usted cultiva estas células junto a otras que Robert Gallo generó hace algunos años, y las expone a ciertos químicos, puede forzarlas a hacer cualquier cosa. La idea es estimular las células del paciente para que empiecen a producir ácido ribonucleico (ARN) y este ARN nuevo capte las proteínas y partículas del virus, de modo que éstas infecten a las células que usted estimuló. Esta ampliación se realizará mediante cocultivo durante el tiempo que usted estime. Pero esa nueva cantidad de partículas del virus no existen en el paciente, no estaban en su muestra. Usted las recreó en el laboratorio, lo que llamamos in vitro»21.
El ganador del premio Nobel de química por inventar la PCR y detractor de la teoría VIH/sida, Kary B. Mullis, ha desvirtuado completamente la utilidad de usar su invención en las investigaciones sobre sida, declarando que « la PCR hace posible identificar una aguja en un pajar, transformando esa aguja en un pajar»22. De hecho, el 99% de lo que contabiliza la PCR no es infeccioso23.

Mullis revisó además todos los documentos de la investigación de Gallo y no encontró «nada, ningún hecho científico que demuestre que el VIH es la causa del sida. Ni siquiera la causa probable del sida, que era lo mínimo que esperaba; una causa probable para el sida, remotamente probable. Pero no es así. Es una causa posible, pero no probable. Y desde esa perspectiva no estamos siquiera cerca de lo que podríamos llamar un hecho»24.

«La idea básica de que el sida es infeccioso, de hecho, nunca se ha puesto a prueba, nunca se ha cuestionado, nunca se ha probado. Es algo que han asumido popularmente los doctores y científicos que estudian microbios y virus (…) la mayoría de los doctores son felices acusando a microbios de causar nuevas enfermedades cuando no saben por dónde buscar», recalca Duesberg25.

El codescubridor del VIH, doctor Luc Montagnier, quien afirmó en 1990 que el VIH no era capaz por sí solo de provocar sida; el Grupo por la Revaluación Científica de la Hipótesis VIH /sida, fundado en 1991 por cuarenta científicos de todo el mundo, entre los que se cuentan ganadores al premio Nobel y nominados de éste26; el presidente surafricano Thabo Mbeki, que en abril del 2000 invitó a Peter Duesberg a Sudáfrica y pidió que el Ministerio de Salud de su país subraye la toxicidad de los antirretrovirales; la organización norteamericana Rethinking Aids27; el disidente colombiano, doctor Roberto Giraldo28, y la Corporación Autonomía en Salud, que se encarga de organizar y difundir las conferencias que dicta en Medellín29, y la fundación Alive and Well Aids Alternatives30, cuya fundadora, Christine Maggiore, seropositiva desde 1992, se ha negado a consumir antirretrovirales y tuvo una hija sana después del diagnóstico31, me invitan a cuestionar todo lo que había escuchado sobre VIH y sida. Me invitan a decidir por mí misma si sigo o no las indicaciones de la medicina ortodoxa, a escuchar cuanta información disidente se me cruce en el camino cada vez que quiera cuestionarme sobre los derechos y deberes de esta nueva vida, la de los que no creen que el VIH exista, pese a recibir una prueba positiva.


ImageDiez días después de aceptar que durante años creí sin fundamento en el VIH y el sida, una mezcla de miedo e ira se retuerce en mi pecho mientras espero que la enfermera me llame para entregarme el resultado de mi segunda prueba.

¿Tendré la fuerza para no dejarme apabullar del matasanos si la segunda prueba es positiva?
He visto la marea del otro lado de la cima y no puedo regresar. Dudo hasta la médula de que el VIH exista y por supuesto dudo de que sea la causa del sida. No podría tragar ni una sola pastilla sin la sospecha de estar ayudando a que un sistema corrupto me destruya la vida.

Aun si creyera que eso que llaman VIH realmente es un virus, aun si mi segundo examen resultara positivo y me dieran diez años antes de que el sida empezara a desfigurar mis días, ¿por qué pasar esos diez años padeciendo los insoportables efectos secundarios de una combinación de medicinas que lo único que hacen es convertir una espera en agonía? ¿Qué clase de vida es esa que prolongaría? Ciertamente, no es la mía. Es un remedo macabro que las aberraciones del mercado médico se han atrevido a llamar vida.

De repente, no entiendo de dónde surge este afán por permanecer en el mundo, aun a costa de mi propia vida.

Tras la puerta entreabierta del consultorio, el médico pronuncia mi nombre en voz alta.

Me levanto de la silla, arrastrando el peso de una conciencia desmedida, y camino con dificultad. Sudo. Aprieto los puños y tensiono las rodillas. Avanzo con la mirada clavada en el suelo, sabiendo que ha llegado el momento de pelear en la arena.

Entro al consultorio y me planto desafiante ante el doctor. El hombre me sostiene la mirada y yo no se la retiro. Suspiro.

El papel dice negativo.

La pelea ya no tendrá la urgencia de salvar mi vida.



Notas: 1. Informe sobre la epidemia mundial de sida 2004. Onusida.
http://www.onu.org.ni/noticia?idnoticia=60.
2. Para causar daño, un virus necesita infectar por lo menos un tercio de todas las células que ataca —las que en el caso del sida son las células T del sistema inmunitario—, y matar esas células más rápido de lo que se pueden remplazar.
3. What if Everything you Thought You Knew About Aids Was Wrong?, Christine Maggiore, 2004, p. 17.
4. El 1o de enero de 1993, el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por su sigla en inglés) amplió la definición del sida, para incluir a las personas con un conteo de células T de doscientos o menos, aunque no tuvieran síntomas o enfermedad alguna. Esta nueva definición fue la causa de que el número de casos de sida en Estados Unidos se duplicara.
5. Llamado clínicamente zidovudine, pero denominado AZT por sus componentes, se creó inicialmente para la quimioterapia del cáncer, pero fue arrinconado y olvidado por ser excesivamente tóxico, de fabricación muy costosa e ineficaz contra el cáncer. Poderoso pero indiscriminado, el fármaco no era selectivo en su destrucción de las células. «El nacimiento escandaloso del AZT», en Medicina Holística, No 41, Asociación de Medicinas Complementarias (AMC). Celia Farber, periodista de investigación.
http://free-news.org/farber02.htm
6. «The Morning After», POZ Magazine, febrero de 1997, en Christine Maggiore, op. cit., 2004, p. 63.
7. Ibid., p. 65.
8. Christine Maggiore, op. cit., p.31.
9. Ibid., p. 26.
10. Ibid., p. 25.
11. David Rasnick, Ph.D. Investigador del sida, diseñador químico de los inhibidores de la proteasa. Entrevista en el documental The Other Side of Aids, dirigido por Robin Scovil, 2004,
www.theothersideofaids.com.
12.
http://www.fda.gov/cber/PMAltr/P9500053L.htm.
13.
www.theothersideofaids.com.
14. Exógeno quiere decir causado por algo por fuera del cuerpo.
15. Robert Da Prato, MD. Especialista en pruebas de VIH para la Armada de Estados Unidos. Entrevista en el documental The Other Side of Aids.
16. El 23 de abril de 1984, Robert Gallo, junto con el Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos, citó a una conferencia internacional de prensa en la que comunicó haber descubierto el retrovirus que causaba el sida. A los pocos días estalló el escándalo sobre las denuncias del Dr. Luc Montagnier, del Instituto Pasteur de Francia, acusando a Gallo de haber robado su muestra. El episodio terminó con un arreglo entre las partes, quienes compartieron el crédito como codescubridores del VIH y los derechos de propiedad sobre la prueba.
17. Entre 1996, año en el que se fundó Onusida, y 2005, los fondos anuales destinados a la respuesta al sida en los países de ingresos bajos y medianos han pasado de US$300 millones a US$8.300 millones. Los fondos disponibles sumarán US$8.900 millones en 2006 y US$10.000 millones en 2007. «Financiar el sida», informe sobre la epidemia mundial del sida, 2006.
www.onusida.org.co/.
18. R. Gallo, 1984; Science, 2241; M. Piatak, 1993; Science, 259; D. Ho, 1991, New England Journal of Medicine, 325:961; C. Shaw, 1991; New England Journal of Medicine, 324:954; Cooper, 1992; Lancet, 341:1099, en Christine Maggiore, op. cit., p. 66.
19. P. Duesberg, Inventing the Aids Virus, 1996, Tegnery Press, Washington DC Pl 74-180, en Christine Maggiore, op. cit., p. 66.
20. El Dr. David Rasnick es un antiguo presidente del Grupo para la Revaluación Científica de la Hipótesis VIH /sida. Doctorado en química por el Georgia Tech en 1978, tiene más de veinte años de experiencia con las proteasas y sus inhibidores. Por su condición de disidente, Rasnick recibió una propuesta del profesor universitario Phillip Machanick, partidario de la hipótesis oficial, de inyectarse VIH. Rasnick aceptó el desafío, pero pidió a Machanick que él, a cambio, aceptase empezar a ingerir antirretrovirales. El que viviese más tiempo sería declarado vencedor. Machanick no aceptó el desafío en estas condiciones.
21. David Rasnick, Ph.D. Investigador del sida, diseñador químico de los inhibidores de la proteasa. Entrevista en The Other Side of Aids.
22. Kary Mullis en Heal. Los Ángeles, 25 de octubre de 1995.
23. Christine Maggiore, op. cit., p. 49.
24. Kary B. Mullis, Ph.D. Inventor de la PCR , premio Nobel de química 1993. Entrevista en The Other Side of Aids.
25. Entrevista en The Other Side of Aids.
26. Peter Duesberg, profesor de biología molecular y celular, con un largo currículo y premios. Nominado al Nobel de medicina por sus estudios sobre retrovirus; Kary Mullis, premio Nobel de química, 1993; Harvey Bialy, biólogo molecular en activo, director de la Virtual Library of Biotechnology for the Americas; Eleni Papadopulos-Eleopulos, física médica, profesora en el Royal Perth Hospital, Australia; Serge Lang, matemático franco-norteamericano; Stefan Lanka, virólogo alemán.
27. Rethinking Aids, fundada en 1991. Mantiene una lista de más de 2.100 personas que han firmado la petición de la organización para revaluar la validez de la hipótesis ortodoxa de que el VIH es la causa del sida. En esta lista hay médicos, farmacéuticos, virólogos, bioquímicos, estadísticos, matemáticos, periodistas, psicólogos y antropólogos, entre otras profesiones.
28. Roberto Giraldo, médico cirujano egresado de la Universidad de Antioquia. Magíster en medicina clínica tropical de la Universidad de Londres. Se ha dedicado por más de treinta años a la investigación científica y académica, en enfermedades infecciosas tanto en Colombia como en Estados Unidos. Actualmente trabaja en el Departamento de Inmunología del Cornell Medical Center de Nueva York. Es autor del libro Sida y agentes estresantes.
29. La Corporación Autonomía en Salud, creada en el año 2004 por quince profesionales de la salud en Medellín, se dedica desde entonces a guiar y apoyar a pacientes seropositivos interesados en las posturas disidentes, y cuenta desde hace varios años con el apoyo del doctor Roberto Giraldo. Carrera 64A No 35-13. Tel. 351 2149.
30.
www.aliveandwell.org/.
31. Eliza Jane, hija de Maggiore, murió en el 2005 a causa de lo que se señaló como neumonía relacionada con sida. Tras la autopsia se determinó que la niña no era VIH positiva, ni presentaba sintomatología del síndrome. Un toxicólogo comisionado por Maggiore para revisar las razones de la muerte estableció que se debía a envenenamiento antibiótico.

sábado, 11 de octubre de 2008

TODOS REACCIONAMOS POSITIVO AL TEST ELISA DEL VIH



Todos reaccionamos positivo ante el test ELISA del VIH.


El investigador médico Dr. Roberto A. Giraldo está obteniendo sorprendentes resultados.

Roberto Giraldo. http://www.robertogiraldo.com/esp/index.html


Roberto Giraldo es médico y trabaja en el Laboratorio de Biología Molecular e Inmunología del Medical Cornell Hospital de New York. Tras más de 25 años dedicado al estudio de las inmunodeficiencias, es uno de los científicos que han desmentido la existencia del VIH y señala los factores ambientales y del tipo de vida como los factores responsables del stress celular que causan el S.I.D.A. Actualmente trabaja también junto con la Administración norteamericana en el diseño de experimentos que han de resolver la polémica sobre la existencia del supuesto VIH.

Durante los últimos 6 años he estado trabajando en un laboratorio de Inmunología clínica en un Hospital de una de las más prestigiosas Universidades de la Ciudad de Nueva York. Aquí he tenido la oportunidad de llevar a cabo personalmente y conocer en detalle los actuales tests utilizados para diagnosticar la presencia del VIH: ELISA, Western Blott y Tests de la Carga Viral.

1. Dilución del suero para el test ELISA.

El test ELISA testa los anticuerpos contra lo que se supone es el Virus de la Inmunodeficiencia Adquirida Humana. Para realizar este tests, el suero sanguíneo de un individuo se disuelve en la proporción de 1:400, con un determinado diluyente. De acuerdo con el fabricante del kit del test, este diluyente contiene:

0,1% triton x-100, Suero de Bovino y Cabra (concentración mínima del 5%) y lisado de Linfocitos-T humanos (proporción mínima 1:7500). Conservantes: 0,1% de Ácido sódico1.

Esta dilución, extraordinariamente alta con respecto al suero (400 veces), me cogió por sorpresa. La mayoría de tests serológicos que buscan la presencia de anticuerpos contra gérmenes emplean suero sanguíneo neto (sin diluir). Por ejemplo los tests que buscan los anticuerpos de los virus de la hepatitis A y B, los de la rubéola, sífilis, histoplasma y cryptococos, por mencionar sólo unos pocos, utilizan el suero sanguíneo directamente (sin diluir). Sin embargo, para intentar evitar reacciones positivas falsas, algunos tests serológicos usan suero sanguíneo diluido; por ejemplo este es el caso de los tests que averiguan los anticuerpos de los virus del sarampión, varicela y paperas, los cuales utilizan una dilución de 1:16, para los citomegalovirus (CMV) 1:20 y para los Virus de Epstein Barr (EBV) 1:10.

La pregunta obvia es: ¿qué hace al VIH tan especial que para analizar el suero sanguíneo, necesite ser diluido 400 veces?. ¿Y qué pasaría si no diluyera este suero sanguíneo?.

2. Ensayando el test ELISA sin diluir el suero.

Para responder a estas preguntas realicé un experimento en un laboratorio médico en Yorktown Heights, Nueva York. Lo llevé a cabo utilizando el mismo kit del test más utilizado en los laboratorios clínicos de todo el mundo.

Primero tomé muestras de sangre que, a una proporción de 1:400, el resultado fue negativo con respecto a los anticuerpos del VIH. Después tomé las mismas muestras de suero sanguíneo y las analicé de nuevo, esta vez sin diluirlas, y el resultado dio en todas positivo.

Desde entonces he llevado a cabo 100 experimentos y obtuve siempre el mismo resultado. Incluso analicé mi propia sangre, la cual a 1:400 daba un resultado negativo. A 1:1 (no diluida) el resultado fue positivo. Debo mencionar que, a excepción de mi sangre, todas las muestras de los pacientes provenían de peticiones médicas solicitando el test del VIH. Por lo tanto es probable que la mayor parte de las muestras de sangre que analicé pertenecieran a individuos con alto riesgo de SIDA.

Según los laboratorios Abbot, el valor de absorción (intensidad de color amarillo),

aumenta en proporción a la cantidad de anticuerpos anti VIH-1, los cuales están unidos en cadena.

Me di cuenta de que los valores de absorción de las muestras daban negativo cuando se habían diluido (1:400) pero positivo cuando no estaban diluidas (1:1), tenían valores más bajos que las muestras que, diluidas, reaccionaban positivo en los dos tests: ELISA y Western Blott. Esto probablemente significa que la sangre que da un resultado negativo cuando se la diluye pero positivo cuando no esta diluida, tiene un nivel más bajo de anticuerpos que la sangre diluida que da doble positivo y, por lo tanto, seguramente dará negativo en el Western Blott. Sin embargo, no he tenido la oportunidad de comprobar esta hipótesis.

El gráfico siguiente ilustra como la sangre que reacciona negativamente para el VIH en una proporción de 1:400 siempre reacciona positivo a 1:1:

Realización del test ELISA para el VIH con dos diferentes concentraciones del suero sanguíneo de una persona.

(a) Resultados a 1:400

(b) Resultados a 1:1
9112324b G5 0.076 ---

9112324b G5 0.262 reactivo
9112325b H1 0.081 ---

9112325b H1 0.259 reactivo
9112326b H2 0.071 ---

9112326b H2 0.329 reactivo
9112327b H3 0.060 ---

9112327b H3 0.401 reactivo
9112328b H4 0.073 ---

9112328b H4 0.345 reactivo
9112329b H5 0.062 ---

9112329b H5 0.343 reactivo
9112330b J1 0.060 ---

9112330b J1 0.234 reactivo
9112331b J2 0.077 ---

9112331b J2 0.306 reactivo
9112332b J3 0.067 ---

9112332b J3 0.248 reactivo
9112333b J4 0.086 ---

9112333b J4 0.222 reactivo
La columna (a) indica los 10 resultados de las muestras que reaccionan negativo a una dilución de 1:400.
La columna (b) indica los resultados de las mismas muestras reaccionando positivo a la dilución de 1:1.

Es importante tener en cuenta que el test de anticuerpos del VIH Western Blott también necesita suero diluido. A pesar de que también contiene una inhabitual alta dilución, aquí este particular suero se diluye sólo en la proporción de 1:502. No he tenido todavía la ocasión de realizar este test con muestras no diluidas (a 1:1).

3. Debate.

Seguidamente expongo las tres explicaciones posibles de porque las muestras de sangre no diluidas siempre reaccionan positivo ante el test ELISA.

3.1. Todo el mundo tiene anticuerpos del VIH.

Está mundialmente aceptado que el test ELISA del VIH detecta anticuerpos contra lo que se conoce como el Virus de la Inmunodeficiencia Adquirida. Y la empresa farmacéutica que comercializa los componentes del ELISA afirma que:

El Abbot HIVAB HIV-1 EIA es una Inmuno-Enzima cualitativa in vitro para la detección del Anticuerpo del Virus de la Inmunodeficiencia Humana del tipo 1 (VIH-1) en el suero sanguíneo y el plasma1.

Dado que todas las muestras de sangre no diluidas reaccionan positivamente en el test ELISA, un test que supuestamente analiza los anticuerpos del VIH, los resultados que presenta apuntan a que todos y cada uno de los humanos tienen anticuerpos del VIH, y por consiguiente sugiere que todo el mundo ha sido expuesto a los antigenos del VIH.

Esto significaría que todos nosotros hemos estado expuestos al virus considerado como la causa del SIDA. Las personas que reaccionan posititvamente incluso a la dilución de 1:400 deben ser los que han sufrido el nivel más alto de exposición a los antígenos del VIH. El resto de la gente -los que sólo reaccionan positivo con suero sanguíneo no diluido (a 1:1)- son los que seguramente se han enfrentado a una menor exposición al VIH.

3.2. Todo el mundo posee diferentes niveles de infección del VIH.

También está aceptado internacionalmente que una persona que reacciona positivamente ante los anticuerpos del VIH no ha estado sólo expuesta, sino que está infectada por un virus mortal que causa inmunodeficiencia. En consecuencia, las reacciones positivas de todos los sueros no diluidos significan que todos, o por lo menos todas las muestras de sangre que he analizado, incluyendo la mía, estamos infectados por este virus «mortal». Los que reaccionan positivo a la proporción 1:400 sencillamente sufrirían un mayor grado de infección «mortal» que aquellos que sólo reaccionan positivo mediante suero no diluido.

3.3. El test no es específico para el VIH.

Con los resultados que he presentado aquí se podría afirmar que el test utilizado para detectar anticuerpos anti VIH no es el específico para el VIH, como ha quedado expuesto anteriormente. Por lo tanto, deben haber más razones a parte de la infección por VIH, anteriores o actuales, que expliquen porqué una persona reacciona positivo. El test también da resultado positivo ante la ausencia del VIH.

La literatura científica ha publicado más de 70 diferentes razones que pueden provocar una reacción positiva, a parte de la actual infección por VIH. Todos estos condicionantes tienen como denominador común la estimulación de poliantígenos.

Abbott.Incluso los Laboratorios Abbott conocen perfectamente los problemas característicos del test ELISA, y afirman lo siguiente:

El EIA analizado sólo no puede utilizarse para diagnosticar el SIDA, ni siquiera a pesar de que las investigaciones sobre las muestras reactivas sugieran una alta probabilidad de que el anticuerpo anti VIH-1 esté presente.
y
Si bien para todas las aplicaciones, tanto clínicas como a la salud pública del EIA, el grado de riesgo de contraer la infección por VIH en una persona estudiada y el grado de reactividad del suero, pueden ser de utilidad para interpretar el test, estas correlaciones son deficitarias. Por lo tanto, en la mayoría de resultados que se consideran como seguros, sería apropiado investigar repetidamente las muestras reactivas con tests adicionales más específicos o realizar tests suplementarios.

Curiosamente, existen países como Gran Bretaña donde el diagnóstico del VIH se basa sólo en el test ELISA. No necesitan ni el Western Blott ni ningún otro test.

La única manera válida para establecer la sensibilidad y especificidad de un determinado test es empleando el «gold standard». Sin embargo, puesto que el VIH nunca ha sido aislado como una genuina entidad viral, no puede existir un «gold standard» para el VIH. La sensibilidad y especificidad de los tests de anticuerpos del VIH se han determinado, en cambio, basándose en la suposición de que el VIH es la causa del SIDA, de este modo:

Los estudios Abbot demuestran que: La sensibilidad establecida en base al supuesto predominio del 100% de anticuerpos del VIH-1 en pacientes de SIDA, se estima en un 100% (sobre 144 pacientes testados).
y
La sensibilidad establecida en base al supuesto predominio cero del VIH-1 en donantes elegidos al azar, se estima en un 99,9/o (sobre 4.777 donantes testados, elegidos al azar).

Actualmente no existe un standard reconocido para establecer la presencia o ausencia del anticuerpo VIH-1 en la sangre humana. Por lo tanto la sensibilidad se ha determinado a partir de diagnósticos clínicos de SIDA y la especificidad se ha establecido en base a donantes aleatorios.

Partiendo de que no hay evidencia científica de que el test ELISA sea específico para los anticuerpos del VIH, un test ELISA que reaccione a cualquier concentración de suero significaría la presencia de anticuerpos no específicos o poliespecíficos. Estos anticuerpos pueden estar presentes en todas las muestras de sangre. Son muy probablemente el resultado de la respuesta al estrés, no teniendo relación con ningún retrovirus, sin mencionar al VIH. En este caso, un test reactivo podría ser válido para medir el grado de exposición a factores estresantes o a agentes oxidantes.

La conclusión ineludible es que todas las reacciones positivas ante los anticuerpos del VIH son, sencillamente, falsos positivos. Si nadie es «positivo» en cuanto al VIH, las personas que reaccionan «positivo» ante el test ELISA lo hacen ante algo más que el VIH.

4. Propuesta para averiguar el verdadero significado de los tests «anticuerpo del VIH».

Para revelar el significado de estos tests, propongo un sencillo experimento: recoger sangre de tres grupos de personas y llevar a cabo el test de tres formas diferentes: con una alta dilución, no diluido y diluido utilizando una amplia gama de distintas concentraciones. El primer grupo estaría formado por personas sanas de muy diferentes edades; el segundo grupo lo constituirían personas pertenecientes al convencional «grupo de riesgo» del SIDA; el tercer grupo lo formarían personas con características clínicas relacionadas y no relacionadas con el SIDA. A todos los grupos se les realizaría los dos tests: ELISA y Western Blott.

Además, todas las muestras de sangre estarían sometidas al «test de la carga viral del VIH».

Los resultados de tales experimentos determinarían cual de estas medidas de test produce cada relación en un nivel individual de exposición a agentes estresantes o oxidantes. O si bien, los tests podrían ser rescatados como medida de un nivel individual de intoxicación.

Mientras tanto, y puesto que hay personas que están reaccionando positivo ante estos tests que no son específicos para el VIH, por favor, dejemos de etiquetarlos como «VIH positivos».

5. Agradecimientos.

Health Education AIDS Liaison (HEAL).Quiero agradecer a Albert Padovani, Director del Laboratorio Médico de Yorktown, el haberme permitido llevar a cabo en su laboratorio los experimentos descritos aquí, y por proporcionarme los reactivos para los tests. También agradezco a Tom Di Ferdinando, Director Ejecutivo de HEAL en Nueva York por haber editado el manuscrito de este escrito y por sus valiosas sugerencias.

Dr. Roberto A. Giraldo. Médico especialista en medicina interna, infecciosa y enfermedades tropicales. Miembro de la Junta de Directores del Grupo Científico para la Reevaluación de la Hipótesis VIH-SIDA y del Comité para la Educación sobre salud y SIDA (HEAL). Investigador independiente del SIDA. Autor del libro SIDA y Estresantes, New York City. E-mail: RobGiraldo@aol.com Página web: http://www.robertogiraldo.com/

Referencias.

1Laboratorios Abbot. Virus de la Inmunodeficiencia Humana tipo 1. FUVAB FffVI EIA. Laboratorios Abbott, 66-8805/R5, enero 1997.
2Epitope Organon Teknika. Virus de la Inmunodeficiencia Humana tipo 1 (fuV-1). I-UV-1 «kit» de Western Blott. PN201-3039 revisión número 6.
3Feinberg MA & Volberding PA. Ensayos sobre el virus de la Inmunodeficiencia Humana. En: Cohen PT, Sande MA y Volberding PA. Conocimientos básicos sobre el SIDA. Boston: Little, Brown and Company, 1994: sección 2.
4Pins MR. Teruya y Stowell CP. Ensayos sobre el Virus de la Inmunodeficiencia Humana y Definición del proceso: Resultados Pragmáticos y Técnicos. En: Cotton D y Watts DH. Aplicación Médica del SIDA en Mujeres. New York. John Wiley & Sons, 1997: 163-176.
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7Papadopulos-Eleopulos, E., Turner V. & Papadimitrou JM. ¿Un resultado Western Blott positivo, es una prueba de infección por VIH?. Bio/Technology 1993; 11:696-707.
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9Hodgkinson N. La ciencia se equivoca con el «Test del SIDA» en el SIDA: El fracaso de la Ciencia Contemporánea. Un virus que nunca ha engañado al mundo. Londres: Fourth Estate, 1996:232-262.
10Johnson C. Factores conocidos que dan falsos-positivos en los resultados del test de anticuerpos del SIDA; Zenger's, San Diego, California, septiembre 1996a:8-9.
11Johnson C. ¿De todas formas, a quién pertenecen los anticuerpos?. Continuum (Londres). Septiembre/octubre 1996b; 4(3):4-5.
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13Shenton J. Falso-Positivo: Test erróneo y supervivencia a largo plazo. En: Falso Positivo: Descubriendo los Mitos que rodean al VIH y al SIDA. Londres: I.B. Tauris, 1998: 238-239.
14Giraldo RA. Ordeñando al Mercado. ¿Difundirán las Madres la fórmula W.H.O.?. Continuum (Londres) 1998; 5(4):8-10.
15Papadopulos-Eleopulos E. Reevaluación del SIDA - ¿Es la oxidación producida por los factores de riesgo, la primera causa?. Medical Hyphotesis 1988; 25:151-162.
16Giraldo RA. SIDA y factores estresantes U: Un Proyecto sobre la patogénesis del SIDA. En: SIDA y factores estresantes. Medellín, Colombia: Impresos Begón, 1997: 57-96.
17Papadopulos-Eleopulos, E., Turner, V., Papadimitrou JM. & Causer D. Aislar el VIH. ¿Realmente se ha conseguido?. El caso en contra. Continuum (Londres) 1996; 4(3):S1-S24.
18Lanka, Stefan. No se ha realizado una identificación viral. No se dispone de una clonación como prueba de aislamiento. Continuum (Londres) 1997; 4(5):31-33.
19De Harven E. Observaciones sobre los métodos del aislamiento retroviral. Continuum (Londres) 1998; 5(3):20-21.
20Wing MG. Fundamentos moleculares para el anticuerpo poliespecífico. Clin Exp Immunol 1995; 99:313-315.
21Snyder HW y Fleissner E. Especificidad de anticuerpos humanos ante glicoproteínas oncovíricas: Anticuerpos naturales reconocen antígenos dirigidos contra estructuras de carbohidratos. Proc Nat Acad Sci USA 1980; 77:1622-1626.
22Barbacid K., Bolognesi D. & Aaronson SA. Los seres humanos poseen anticuerpos capaces de reconocer glicoproteínas oncovíricas: Se demuestra que estos anticuerpos se generan como respuesta a la modificación que sufren las células ante las glicoproteínas, en lugar de ser una consecuencia tras la exposición al virus. Proc Nat Acad Sci USA 1980; 77:1627-1621.

Artículo publicado en el número 5, volumen 5, medio invierno del 1999, de la revista «Continuum».

¿Sirven para algo los recuentos de CD4?.

¿Sirven para algo los recuentos de CD4?.
Celia Farber


Traducción: Francisco Javier Manero Vargas.

Un «sin techo» sentado en la acera sostiene un cartel en el que ha garabateado: «Ayúdeme. Tengo SIDA. Sólo tengo 190 células T». En una reunión de un grupo de autoapoyo, la discusión giraba alrededor de las células T, como suele hacerlo a menudo. Las personas con VIH se apegan a sus recuentos de células T como a un marcador del tanteo -a más recuento, más tienes que vivir, supuestamente-. Una persona, tras otros detalles, cuenta su odisea de células T, recitando un vertiginoso espectro de números. «Mi último recuento fue de 267, pero el anterior fue de 340 por tanto realmente están bajando», dice un hombre, «pero lo gracioso es que me encuentro mejor que nunca». Otro hombre, con aspecto ciertamente saludable, alza la mano y anuncia provocativamente: «tan sólo me queda una célula T. ¡Pero esa puñetera es muy buena!». La habitación estalla en carcajadas; -una especie de alivio cómico frente al sin sentido médico- una habitación llena de gente ordinaria tratando de hacerse con una misteriosa jerga inmunológica.

Michael Ellner.«Se aterroriza a la gente con esos recuentos de células T», dice Michael Ellner, un consejero sobre SIDA de la ciudad de Nueva York, con algunas percepciones muy poco ortodoxas sobre el SIDA, es el presidente de este grupo de apoyo, HEAL (Health Education AIDS Liaison) [Enlace SIDA de Educación para la Salud]. «Le digo a las personas que los ignoren. No tenemos idea de lo que significan, entonces ¿por qué la gente se preocupa tanto por ellos?».

La mayoría de la gente que trabaja en el campo del SIDA estará vehementemente en desacuerdo con Ellner. Desde que el SIDA fue por primera vez reconocido como un Síndrome en 1981, el recuento de los linfocitos CD4, o igualmente llamadas células T-4 (medidas en células por milímetro cúbico), ha jugado un papel central en el SIDA, no sólo en esquematizar la progresión de la enfermedad, sino también en determinar todo, desde la investigación en medicamentos para guiar el tratamiento, hasta la mismísima definición del SIDA -quién lo tiene y quién no-. Esto siguió a la observación, hecha en los primeros años de la epidemia, de que las personas con SIDA parecían enfermar más a medida que sus células CD4 disminuían. Con un VIH tan misterioso -ocultándose en las células, matando células mediante todo tipo de mecanismos deconocidos, mutando rápidamente-, la célula CD4, sólida y cuantificable, pasó a ser en su lugar un punto de referencia alternativo.

La puedes ver, puedes observarla, medirla, y la esperanza era que los medicamentos de alta tecnología podrían reponerlas y curar la enfermedad. Sin embargo, ahora los investigadores están empezando a cuestionar el nexo absoluto entre los recuentos de CD4 y el SIDA. E incluso la mayoría de los inmunólogos expertos confiesan que están desorientados sobre el papel exacto de las células CD4 en el sistema inmunitario humano. La investigación ha demostrado que ciertas personas han permanecido saludables durante años con recuentos muy bajos. Algunas personas que ni siquiera dan positivo al VIH han mostrado recuentos bajos de células T -suficientemente bajos como para compararlos al SIDA-. Y el colmo llegó en la Conferencia Internacional sobre el SIDA del año pasado en Berlín, donde se revelaron los resultados del estudio Concorde. El estudio, que trataba sobre el uso a largo plazo del AZT en personas VIH-positivas pero asintomáticas, concluyó que, aunque el AZT era capaz de aumentar el nivel de células T, aquellos con más células T no estaban más sanos por ello. Hacia el final de la conferencia, casi una década después de que fuera elevado a la cumbre de la influencia inmunológica, el valor de los recuentos de células T fue desechado, en medio de promesas de que le reemplazaría un marcador nuevo y mejor.

Centers Disease Control (CDC).Paradójicamente, el Centro para el Control de Enfermedades (CDC) revisó su definición del SIDA hacia enero de 1993 para incluir los recuentos de CD4. De acuerdo con la vieja definición, una persona no tenía SIDA hasta su primera enfermedad definitoria de SIDA. Sin embargo, mediante la nueva definición, cualquiera que sea VIH-positivo y tenga un recuento de CD4 menor de 200 tiene SIDA, independientemente de los síntomas. Un interlocutor de la «línea caliente» del CDC National AIDS, refiriéndose al informe médico general, explica la lógica al cambiar la definición: gracias a las drogas antivíricas y otras terapias, las personas han durado más tiempo sin desarrollar infecciones. Por tanto, la definición fue ampliada en un intento de incluir a todas las personas cuya salud estaba amenazada, debido a que sus recuentos de células T habían bajado hasta cierto nivel, incluso si no tenían infecciones. Presionado sobre el porqué el número fuese precisamente 200, el portavoz del CDC, Tom Skinner, dijo que reflejaba el consenso de varias asociaciones médicas.

Health Education AIDS Liaison (HEAL).El Servicio de Salud Pública de los EE.UU. todavía recomienda que los recuentos de CD4 sean vigilados cada tres-seis meses en todas las personas VIH-positivas, y muchos médicos todavía piensan que son un buen marcador del declive de la salud, además de ofrecer parámetros para las opciones de tratamiento. Sin embargo, muchas personas que son VIH-positivas están empezando a dar la espalda a los recuentos de CD4 como un indicador crucial. «Personalmente, no me lo voy a hacer más», dice una mujer VIH-positiva en la reunión del HEAL cuando la charla vuelve a los recuentos de células T. «No voy a dejar que un número me amenace de muerte nunca más». «Te bombardean», se lamenta un hombre con voz teñida de desesperación. «-Células T bajas, vas a morir- también yo lo siento. Tengo que pararme. Digo. ¿Cómo me encuentro? Estupendamente -entonces me olvido. Pero otras personas con este asunto de las células T, se vuelven locas. Y debido a ello hacen lo que sea, y toman lo que sea». La discusión en esta habitación es un microcosmos de la confusión real que asoma, aunque raramente se admite, sobre toda la investigación del SIDA. ¿Qué significan realmente los recuentos de células T? ¿Qué las hace subir y bajar? ¿Por qué las personas no se sienten mejor ni peor cuando los recuentos cambian, si es tan buen profeta para la enfermedad? Un hombre alza su mano. «Pregunté a mi médico: hay alguna correlación entre células T altas, células T bajas, enfermedad, salud? Dijo que realmente no lo sabía».

Peter Duesberg.La razón por la que las células T-4 llegaron a jugar un papel tan importante en el SIDA puede ser trazada desde las primeras observaciones que se hicieron sobre el síndrome. En 1981, los investigadores empezaron a encontrar que los primeros pacientes de SIDA casi no tenían células T-4. Más tarde, cuando se descubrió el VIH y se encontró que el VIH infectaba precisamente esas células, se concluyó que el SIDA era básicamente una enfermedad de deficiencia de T-4 causada por el VIH. Sin embargo, hoy, los investigadores han revisado radicalmente esta aproximación, basándose en la observación realizada por primera vez en 1987 por el escéptico del VIH: el Dr. Peter Duesberg, el cual sostenía que el VIH no mataba ni de cerca suficientes células hasta el punto de suponer un descenso. En su lugar, los investigadores están explorando la posibilidad de que varios «mecanismos asesinos de células indirectos» estén involucrados, y están proponiendo que el SIDA puede no ser un problema de supresión inmune, sino de un sistema inmune enloquecido, incluso posiblemente atacándose a sí mismo.

Se cree que el sistema inmune protege al cuerpo contra la enfermedad mediante una compleja interacción entre varias clases de células blancas, que atacan lo que perciben como un foráneo entrando en el cuerpo. Se hace una distinción entre dos brazos del sistema inmunitario: el brazo de células B y el brazo de células T. Mientras que los linfocitos B identifican a los invasores, comenzando el proceso de su destrucción creando anticuerpos, los linfocitos T se atan a los invasores y los destruyen. Se dice que los linfocitos T son la primera línea de defensa del sistema inmunitario. Hay dos tipos de células T que son rutinariamente medidas en el SIDA -los «T-ayudantes» (T-4s) y los «T-supresores» (T-8s), y se encuentran normalmente en una proporción alrededor de dos a uno. En la sangre de los pacientes de SIDA, en lugar de tener dos ayudantes por cada supresor, la proporción es la contraria. Esto pronto fue captado y designado como el sello de la enfermedad. Sin embargo, aunque la elevación de los T-8 fue considerada una vez como una mala notícia, hoy la teoría en sí misma se ha dado la vuelta, a medida que los investigadores encuentran muchos supervivientes a largo plazo con niveles de T-8 altos. «No comprendo cómo se llegó a esa noción de que los niveles altos de T-8 eran malos», dice la Doctora Pamela Jo Harris del Centro de Investigación Clínica del SIDA en Washington, D.C. «Desde el principio observamos que las personas con altos niveles de T-8s estaban muy bien. Hoy los investigadores especulan con la idea de que las células T-8 pueden estar haciendo el trabajo de los T-4 perdidos.

De lo que pocas personas se dan cuenta, frente a la barrera del SIDA y la jerga de las células T, es que la investigación sobre las células T es relativamente nueva. Cuando se hicieron las primeras observaciones allá en la mitad de los 80, las técnicas para contabilizar las poblaciones de linfocitos T acababan de ser desarrolladas. Fue un matrimonio de conveniencia entre algo que estaba siendo estudiado y una epidemia que evolucionó a su lado», explica Harris. «Estábamos empezando a comprender a las células T; por tanto, intentamos emparejarlas con la enfermedad. Y en algunos aspectos esto no hizo ningún servicio a las personas, ya que desvió a la gente de observar otros aspectos».

«Creo que, en general, hay una correlación entre un descenso en los CD4s y un declive de la salud, pero éste no es siempre el caso», dice el Dr. Joseph Sonnabend, un médico veterano del SIDA de la ciudad de Nueva York. «Hay muchas anormalidades en el torrente sanguíneo de las personas con SIDA -no sólo el recuento de CD4; todas las poblaciones de linfocitos están fuera de la norma-. Hay personas con un recuento normal de CD4 y continúan teniendo NPC (Neumonía por Neumocistis Carinii), por ejemplo. Y lo opuesto también es verdad: están aquellos con recuentos muy bajos que han permanecido relativamente saludables. Este problema es el problema que encontramos en toda la investigación del SIDA: que hemos estado operando en estos modelos muy simples de enfermedad, basados en asunciones que fueron realizadas sobre cosas que no podían saberse cuando se realizaron».

El Dr. Gene Shearer, un inmunólogo del Instituto Nacional de la Salud [National Institute of Health] en el filo de la navaja de la investigación del SIDA, está de acuerdo. «No puedes dar razón de todos los problemas del SIDA simplemente contando el número de células que han desaparecido».

Sin embargo, Sonnabend defiende la práctica de vigilar las células T: «Te dice algo», dice, «y, lo más importante, te ofrece guía en términos de profilaxis contra la NPC, que suele ser la principal asesina de las personas con SIDA». Quizás sea éste el quid de la questión, la razón que dan los médicos y las organizaciones del SIDA para testar las células T de uno: si se encuentra que están bajas, se deberían tomar ciertas medidas preventivas.

Se ha organizado una ferviente campaña alrededor de este concepto, conocida como «actuación precoz». La idea es que si eres VIH-positivo y tus células T descienden de forma constante, ciertos medicamentos pueden actuar como sustitutos. En 1989, el gobierno recomendó la terapia con medicamentos para el SIDA poderosos, tóxicos, como el AZT, para un recuento de 500 o menor. Las actuales directrices gubernamentales establecen que cualquiera con un recuento de células T por debajo de 200 debería tomar medicación anti-NPC permanentemente. Los críticos han apuntado, sin embargo, que muchas personas han vivido durante años con recuentos muy por debajo de 200 y no han desarrollado NPC, y que algunas personas que han tomado las drogas profilácticas, que son a menudo bastante tóxicas, a pesar de ello han cogido la enfermedad. «El punto fronterizo de 200 realmente anima a las personas que están justo por encima de 200 células CD4 y están bastante enfermas», dice Harris, refiriéndose a la nueva definición de SIDA, «y a la inversa, hace sentir a las personas que tienen menos de 200 que están muriendo, cuando pueden tener diez o más años de salud frente a ellos. Creo que hemos comentido el error de atribuir «todo bajo el sol» a los niveles de CD4, básicamente porque tuvimos una escasez de información», dice Harris.

«En mi práctica, he visto a un montón de personas que han estado con menos de 50 células T durante años, que están bien. Es verdad que, hablando en general, estás más amenazado de alguna infección oportunista si tus células T están por debajo de 200, pero eso es tan sólo una de una tremenda cantidad de variables, la mayoría de las cuales no hemos identificado. Una bajada de células T por sí misma no es razón para el pánico. Ni un aumento en las células T una razón para estar entusiasmado. Creo que la gente de la comunidad tiene una mejor perspectiva sobre esto de lo que tienen algunos académicos».

El autor e inmunólogo Ed Golub, coincide. «Cuando llegó el SIDA hubo una creencia religiosa de que necesitabas una «función ayudante» y que las células CD4 proporcionaban esa «función ayudante», que el sistema inmunitario estaba a punto de estallar y que si le quitas un poquito de funcionalidad vas a suprimir ese incremento de la inmunidad. Bien, no necesariamente. El sistema inmunológico es increíblemente complejo, y aunque hemos examinado las partes, realmente no tenemos idea de cómo las partes se enlazan en el cuerpo. Estábamos equivocados -el sistema inmunológico no protege-. Y uno de los argumentos que he utilizado es que puedes eliminar el 90 por ciento de las células CD4 y las personas aún están bien; por tanto, éstas deben estar ahí por alguna otra razón, pero la pregunta obvia es: ¿si están decayendo, qué otra cosa va mal?».

El Dr. Haynes Sheppard, inmunólogo, investigador del SIDA en el Departamento de Servicios de Salud del Estado de California [California State Department of Health Services], apunta que de hecho el recuento normal de CD4 en la población no infectada varía enormemente -desde tan bajo como 300 a tan alto como 2000-. «Lo que habitualmente oyes es que lo normal son 1000», dice Sheppard. «Sin embargo, 1000 es la media de la distribución normal de los recuentos de CD4, la cual presenta una curva que comienza en 400 y llega hasta 2000». Continúa, «Lo que es importante y lo que siempre ha sido un marcador de la progresión inmune es la tasa en la que se pierden las células CD4. Alguien que pierde la mitad de su recuento original en un año, está progresando más rápidamente que alguien que pierde un 10 por ciento». Pero, le pregunté, ¿la persona que empieza con 500 está «más inmunosuprimida» que la persona que comienza con 1000? «Bien, eso es algo que estamos comenzando a estudiar, si una persona normal antes de la infección por VIH, si su recuento normal de CD4 está cercano al límite bajo de la distribución, ¿progresará al SIDA más rápidamente? No le puedo dar una respuesta porque realmente aún no hemos examinado los datos desde esta perspectiva. El director de mi laboratorio es un ejemplo perfecto», dice Sheppard. «VIH-negativo, hombre de 50 años perfectamente normal. Medimos sus recuentos como control rutinario y está casi siempre alrededor de 400. Y si se infecta con el VIH mañana, sería un candidato para la terapia con AZT, previa a cualquiera que fuera su progresión».

En 1992, el descubrimiento de los casos de la llamada linfocitopenia idiopática de CD4s (LIC), por la cual las personas son severamente inmunosuprimidas e incluso mueren, aunque no estén infectadas por el VIH, hizo que los investigadores miraran más de cerca las proporciones de células T de las personas VIH-negativas. Los casos de LIC sirvieron como recordatorio de que la inmunosupresión severa puede ocurrir independientemente del VIH y que las personas VIH-positivas no son las únicas con recuentos bajos de células T-4.

El Dr. Robert Root-Bernstein dedica varios capítulos a las causas del descenso de las células T no relacionadas con el VIH en su libro Rethinking AIDS (Free Press). Registra la literatura médica y encuentra tasas de células T idénticas a las de los pacientes de SIDA en muchas categorías de pacientes de cáncer, pacientes trasplantados, usuarios a largo plazo de drogas intravenosas, niños con deficiencias inmunitarias congénitas, personas que sufren de malnutrición, receptores de transfusiones sanguíneas, personas recién operadas o sometidas a anestesia, por nombrar unas pocas.

El descenso de las células T ha sido también correlacionado con la ansiedad y la depresión, que son factores obvios en las personas a las que se les ha diagnosticado SIDA.

El Dr. James Mosley del Grupo de Estudio de Seguridad en las Transfusiones [Transfusions Safety Study Group] presentó una ponencia en la Conferencia del SIDA de 1993 que exploraba los recuentos de CD4 de los americanos VIH-negativos. Tras testar más de 2000 muestras de sangre recogidas en 1985 para seguir las infecciones por VIH relacionadas con trasfusiones de sangre, Mosley encontró algunas personas sanas que tenían recuentos tan bajos como de 200 y propuso que un recuento de 300 debería entrar dentro de los parámetros de un recuento «normal». Mosley dijo a SPIN: «Nadie ha mirado de forma particular a personas no infectadas con tasas menores de lo normal. Nosotros las hemos observado durante un período superior a seis años y han tenido problemas de salud que pudieran estar relacionados con una deficiencia inmune. Todo el mundo asume que un recuento bajo de CD4 significa necesariamente deficiencia inmune. No es cierto». Los estudios han mostrado que los recuentos de CD4 pueden diferir según el sexo, la edad, la raza e incluso la hora del día.

Una estimación establece que el recuento de CD4 puede fluctuar desde un 35 a un 74 por ciento a lo largo de un día. Un estudio demostró el descenso de las células T con la edad. Los niños tienen recuentos de células T mucho más altos que los adultos. Niños nacidos de madres VIH-positivas han muerto, a pesar de que sus células T estaban por encima de 1.000. Otro estudio reciente mostraba que los recuentos de CD4 son marcadamente mayores en mujeres que en hombres, y mayores en fumadores que en no fumadores.

Aunque los individuos tienden a contener la respiración por cada una de sus células T, los laboratorios que las cuentan son bastante imprecisos. Un estudio presentado en la Conferencia Internacional del SIDA de 1993 estudiaba las variaciones entre los recuentos de CD4 de la misma sangre, en laboratorios diferentes. Nueve de veinticuatro pacientes estudiados tuvieron tal diferencia en los recuentos entre los diferentes laboratorios que los resultados podrían llevar a diferentes recomendaciones de tratamiento. Tres de esos nueve entraban dentro de la definición revisada del CDC sobre el SIDA, de acuerdo con algunos resultados de laboratorio, pero no tenían SIDA de acuerdo con otros.

Un estudio reciente en la Revista de la Asociación Médica Americana [Journal of the American Medical Association] describe a un grupo de personas VIH-positivas en Brasil que tenían recuentos de CD4 muy altos -por encima de 1000- y aún así morían de SIDA. Estaban todos coinfectados con otro virus, el HTLV-1, que provoca la proliferación de las células CD4. Durante todo el estudio, sus recuentos permanecieron altos -tan altos como 1000- y su salud empeoraba. Los autores concluyeron que «para este grupo, la mayor media en el recuento de linfocitos CD4 no parece proporcionar un beneficio inmunológico».

Denny, de 36, ha permanecido VIH-positivo, con células T descendentes y prácticamente sin síntomas, durante los últimos diez años. Su historia ilustra la confusión y la «montaña rusa» emocional de la mayoría de las personas en el mundo que se enfrentan a diagnósticos de SIDA. «Testé positivo a los anticuerpos en 1985. Alrededor del comienzo de 1991 empecé a tener un montón de infecciones de garganta y amigdalitis. Por lo que me testaron las células T. Estaban en 532. Cuatro meses más tarde, eran 304, dos meses más tarde, 428». Las células T de Denny continuaron descendiendo, Sin embargo, después de una amigdalectomía, se mantiene libre de síntomas. Hoy, tiene 59 células T. «Lo curioso», dice, «es que la única vez en la que he estado enfermo, antes, cuando tuve todas esas infecciones de garganta, mis células T eran 496. Desde entonces no he tenido ninguna enfermedad seria. Ciertamente, ninguna infección oportunista. Mis células T-8, por otra parte, han subido hasta 2500. Solía ocurrir que si tus T-8s subían mucho pensaban que era realmente malo, sin embargo, ahora están diciendo que es bueno». Mientras tanto, Denny continúa desafiando las creencias prevalentes sobre las células T-4 bajas y el SIDA. «Debido a todo este mito en los medios de comunicación sobre las células T», dice, «tengo algunas preocupaciones, pero no creo que sean tan importantes como la gente pueda pensar, aunque no me importaría tenerlas un poco más altas, simplemente para estar en el lado seguro».

Este artículo se publicó por primera vez en la Revista SPIN, Nueva York, Primavera 1994.

Contacto: Celia Farber, 2211 Broadway, Apt. 3A, New York, NY 10024 EEUU.

Artículo publicado en el número 38 de la revista «Medicina Holística». Edita: Asociación de Medicinas Complementarias.
free-news.org

Enric Costa ¿Transmisión sexual VIH?

¿Transmisión sexual?.

¿Qué hechos le hicieron pensar que no se trataba de un virus infeccioso?.

En los años ochenta dirigía una consulta de medicina general a la que acudieron los para mí primeros ciudadanos identificados con la «nueva enfermedad infecciosa». Por entonces sólo disponía de la información oficial difundida por los media. Llamó poderosamente mi atención que los primeros dieciocho casos de seropositivos que se presentaron tenían pareja estable, como mínimo desde dos años antes de hacerse la prueba, y en algunos casos desde ocho, doce y hasta dieciocho años. Sin embargo, estos seropositivos no habían contagiado ni a su pareja estable ni a los hijos en común. Si este virus se contagia por el sexo... ¿cómo se podían explicar estos casos? para ver más


viernes, 10 de octubre de 2008

LOS ANTIRETROVIRALES PUEDEN CAUSAR CÁNCER DE HÍGADO

SE NECESITA UN MEJOR MONITOREO DE LAS ENCIMAS HEPÁTICAS PARA SALVAR VIDAS DE SEROPOSITIVOS, DICE UN INVESTIGADOR DE LA UNIVERSIDAD DE PITTBGURGH.

Estudios relacionados muestran la asociación entre antirretrovirales y cáncer de hígado.

PITTSBURGH, 8 de julio de 2002 -

La elevación, de media a moderada, de 2 encimas hepáticas -incrementos normalmente ignorados por la mayoría de los médicos- están relacionadas con el incremento en el riesgo de muerte de personas infectadas por el VIH, de acuerdo con un investigador de la Universidad de Pittsburgh quien presentó sus descubrimientos el 8 de julio en la XIV Conferencia Internacional del SIDA en Barcelona.

Las encimas son Transaminasa Alanina (ALT) y Transaminasa Asparamina (AST).

"Más de un tercio de los pacientes VIH presenta elevaciones medias o moderadas en ALT y AST y aún así los médicos desatienden tales lecturas incluso cuando éstas muestran un incremento de dos a cuatro veces por encima de lo normal." Dice Amy Justice, médico, profesora asociada a los servicios de investigación de la salud de University of Pittsburgh Graduate School of Public Health, profesora de medicina en la Escuela de Medicina de la misma Universidad y médico residente en el Pittsburgh Veterans Administration Medical Center.

"Nuestros estudios muestran que incluso pacientes que presentan incrementos medios o moderados presentan un ratio de muerte que casi dobla a aquellos pacientes con niveles medio-normal. Esta asociación con el incremento de la mortalidad sugiere que debería atenderse cualquier elevación de ALT y AST."

La elevación de estas encimas es señal de daño en las células hepáticas y, en algunos casos, de otras células del cuerpo. Esta condición puede ser el resultado de las Terapias Antirretrovirales de Gran Actividad (TARGA), hepatitis vírica o abuso de alcohol, todos los cuales son tóxicos para las células hepáticas. El fallo hepático es la causa más común de muerte en gente con SIDA.

En las rutinas de testar el ALT y AST en monitoreo de pacientes VIH, los incrementos no son normalmente tenidos en cuenta a menos que supongan una subida de más del doble de lo considerado como normal. El remedio estandard para los extremadamente elevados niveles del ALT y AST, consisten en detener o cambiar los medicamentos TARGA y aconsejar al paciente que deje de tomar alcohol. Las subidas moderadas (desde 0.5 a por encima del doble del nivel normal) no son tenidas en cuenta ni tratadas, en la actualidad.

El Estudio de Pittsburgh mayormente consiste en el análisis de los datos de más de 5.700 participantes provenientes de dos estudios observacionales: voluntarios en la investigación del VIH en USA (CHORUS) compuesto por mayoría de hombres blancos que contrajeron el VIH por relaciones homosexuales, y mujeres que contrajeron el VIH por relaciones sexuales heterosexuales o por vía de drogas intravenosas; y del Estudio de Veteranos Mayores (VACS) compuesto por hombres afroamericanos que contrajeron el VIH por actividad heterosexual y por drogas intravenosas.

Los participantes en el estudio que presentan alzas de medias a moderadas, incrementan 1.73 veces el riesgo que aquellos con un número medio-normal en los niveles encimáticos. Aquellos con niveles que doblan los niveles normales de encimas, presentan un riesgo de 5.06 de incremento de riesgo de muerte.

"El hecho de que estos hallazgos fueran similares en dos cohortes muy diferentes, sugiere que estos resultados pueden aplicarse a todos los pacientes VIH". Dice la Dra. Justice. "Y aún mas allá, el hecho de que la más común causa de muerte entre seropositivos es el fallo hepático, sugiere que los daños hepáticos pueden ser el principal factor limitante de la efectividad de los tratamientos antirretrovirales actuales."

En otros documentos relacionados presentados en la Conferencia, la Dra. Justice y sus colegas muestran los hallazgos provenientes de un estudio que observa que la incidencia de cáncer de hígado entre veteranos VIH+ desde el advenimiento de los TARGA es casi el doble que en veteranos seronegativos. Los investigadores indicaron que las posibles razones de este incremento en la mortalidad pueden incluir la toxicidad de los TARGA y la hepatitis viral.

"Se sabe que la hepatitis viral crónica, incrementa sustancialmente elriesgo de cáncer de hígado", dice la Dra. Justice. "Se debe realizar una investigación adicional para determinar si los TARGA aumentan el riesgo o sólo ayuda a vivir más tiempo a los pacientes seropositivos de tal manera que les dé tiempo a sufrir las consecuencias de otras enfermedades crónicas tales como cáncer.

El estudio de AST y ALT fue una colaboración entre la Universidad de Pittsburg, la Administración de Veteranos y los equipos de los proyectos VACS y CHORUS. Los principales patrocinadores de VACS incluyen el Instituto Nacional de Alcoholismo y Abuso de Alcohol, el Instituto Nacional del Envejecimiento, la Fundación Robert Wood, el Instituto Nacional de Salud Mental y la Administración de Veteranos. CHORUS está financiado por GlaxoSmithKline, Inc.

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Traducido de http://www.healtoronto.com/justice_liver.html

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