domingo, 28 de marzo de 2010

Entrevista de Roberto Giraldo en la Radio Nacional de Venezuela


Entrevista de Roberto Giraldo del Martes 9 de Marzo, en la Radio Nacional de Venezuela;
enviada por Saadia Maestracci el 28 de marzo de 2010
















miércoles, 17 de marzo de 2010

LA CONSTRUCCIÓN DEL MITO DEL SIDA INFECCIOSO (Parte segunda)

Sofisticados medios utilizados por el CDC de Atlanta para la segura detección de virus.

Articulo de Manuel Garrido Sotelo
enlace original:

EL CENTRO DEL CONTROL DE ENFERMEDADES
El Center for Desease Control, o Centro de Control de Enfermedad, más conocido por sus iniciales, CDC, con sede en Atlanta, es una impresionante organización en la que trabajan más de cuatro mil especialistas. Cuenta con epidemiólogos, microbiólogos, físicos, biólogos, químicos, toxicólogos, médicos, agentes de salud pública, farmacéuticos, veterinarios, etc., cuyo campo de acción cubre muchos terrenos, desde la prevención de accidentes de trabajo, riesgos ambientales, la seguridad de los juguetes, problemas derivados de los alimentos, del tabaco,…y sobre todo, lo relacionado con la vigilancia y el control de las enfermedades infecciosas, tanto nacionales como internacionales. Es precisamente en el campo de la vigilancia y control de las enfermedades infecciosas donde más notoriedad ha alcanzado. Su laboratorio recibe cada año cerca de 200.000 muestras de sangre y órganos contaminados de enfermedades todavía por conocer, procedentes no sólo de EE UU sino del mundo entero. Cuenta con enormes bancos de sueros y tejidos que contienen más de 250.000 muestras de enfermedades catalogadas.
Este organismo nació en la Segunda Guerra Mundial, en 1942, bajo el nombre de Oficina de Control del Paludismo en Zonas de Guerra. Tenía su base en Atlanta, Georgia, donde la malaria, endémica en el Sur de los EE UU, constituía una amenaza para los numerosos campos de entrenamiento militares instalados en la región. Su campo de acción se ampliaría a otras enfermedades y así, en 1946, pasa a llamarse Centro de Enfermedades Transmisibles, (CET), dotándosele con una gran infraestructura y medios.
En el año 1951 se crea, dentro del CET, el Servicio de Inteligencia de Epidemias, EIS, con una fuerza de choque formada por un centenar de jóvenes médicos de primera u otras profesiones relacionadas con la salud o la biología, (veterinarios, farmacéuticos, biólogos,…). Recién graduados en las respectivas facultades, son reclutados y sometidos a una formación intensiva durante dos años, pagada por los CDC, en los diversos departamentos de sanidad locales y estatales. Su misión es convertirse en los ojos y oídos del CDC, una red de inteligencia invisible que observa los menores núcleos de enfermedad y cuando al CDC le parece oportuno, los convierte en emergencias nacionales. Los detectives del EIS están disponibles día y noche, dispuestos a acudir a cualquier sitio del país o fuera de él, donde aparezca una nueva epidemia.
Bryan Ellison, que dedicó en febrero de 1994 un artículo en Rethinking AIDS a la historia y manejos de EIS, cifra en más de dos mil los agentes salidos del semisecreto -ahora prácticamente secreto, según él- organismo. La inmensa mayoría de estos agentes mantiene en secreto su vinculación a este servicio de inteligencia, mientras ocupan puestos de influencia en la sociedad y en la administración pública. Se les puede encontrar desde en las universidades u oficinas locales y estatales del CDC hasta en las compañías farmacéuticas, fundaciones privadas, redacciones de medios de comunicación o en la misma OMS, (Organización Mundial de la Salud). En todos estos lugares los agentes del EIS no actúan sólo como espías del CDC, sino que lo hacen también como falsos partidarios “espontáneos” de los planes del CDC. El CDC fue bautizado con su nombre actual en 1980 y jugará un papel crucial en la gestación y mantenimiento del mito del sida infeccioso.
La historia del CDC conoció, junto a éxitos indudables, estrepitosos fracasos. Aquel mismo año, convencidos de que estaba a punto de estallar una epidemia mortal de gripe porcina transmisible al hombre, hicieron vacunar a 50 millones de americanos. Pues bien, no sólo no se presentó la temida epidemia, sino que cientos de personas tuvieron complicaciones por las vacunas en forma de parálisis y otros procesos, lo que dio lugar a un sonoro escándalo político y al cese del director del CDC. El estado tuvo que pagar más de cien millones de dólares en concepto de indemnizaciones.

LOS PRIMEROS CASOS DE SIDA
Las apremiantes súplicas del doctor Gottlieb, quien se había fijado en cinco casos de neumonía por neumocistis carini en cinco jóvenes homosexuales, en la Clínica Universitaria de Los Angeles, hicieron que el boletín semanal del CDC, (Informe Semanal de Morbilidad y Mortalidad), los publicara. Así, en junio de 1981, bajo el título de “Casos de neumocistosis”, aparecieron 46 líneas dedicadas al tema. Estos casos están considerados como los primeros casos documentados de la historia del sida. En el informe del CDC se decía que cinco jóvenes homosexuales, que no se conocían entre sí, que tenían un grave historial de enfermedades sexualmente transmisibles e inhalaban sustancias tóxicas, (aquí sí se hacían constar esos importantes antecedentes médicos), habían desarrollado una rara enfermedad, que sólo había sido vista anteriormente en casos de personas privadas de defensas inmunitarias, (enfermos gravemente desnutridos, o tras recibir quimioterapia o radioterapia contra el cáncer, ..). Gottlieb precisaba de entrada que este mal era muy grave, puesto que dos de los enfermos habían fallecido.
En aquella primavera de 1981 se iba a producir en el CDC otra llamada, procedente de la otra punta del país, alertando de la aparición de otra rara enfermedad en jóvenes homosexuales. Se trataba de un jefe de servicio de la Facultad de Medicina de la N. York University, el Dr. Alvin E. Friedman-Klein, el cual alertaba de la aparición de otra enfermedad poco frecuente, el sarcoma de Kaposi. Esa enfermedad no tenía ninguna semejanza con la encontrada en Los Angeles, salvo en una cosa: atacaba también a jóvenes homosexuales cuyo sistema inmune parecía estar fallando. En realidad hoy sabemos que esta especie de proliferación de células endoteliales –las que recubren el interior de los vasos sanguíneos- no necesita de la existencia de
ninguna inmunodeficiencia para presentarse, puesto que se ve a menudo en
personas cuyo recuento de CD4 es de 700, 900 ó más de 1000. El mismo CDC admitiría años más tarde que el sarcoma de Kaposi, el cual llegó a ser considerado como una de las enfermedades más emblemáticas del sida, podía no ser causado por el virus VIH, de hecho es sabido que existen cuando menos cientos de casos donde el test es negativo.

LOS ASTUTOS EPIDEMIÓLOGOS DEL CDC Y SU MODO DE ACTUAR
Alertado con estos sucesos, el doctor Jim Curran, director del Departamento de Enfermedades Venéreas del CDC, se pondría a trabajar. En lo primero que piensa Curran, naturalmente, es en la presencia de un virus sexualmente transmisible, como en el caso de la epidemia de hepatitis B. En julio de 1981 se reúne al completo todo el estado mayor del CDC para decidir la creación de una fuerza especial de intervención, que será dirigida por el doctor Curran. Había que conocer, para actuar eficazmente, todos los parámetros de la enfermedad que iban a combatir, según los elementales preceptos de la Epidemiología, la ciencia de las epidemias, (que luego, como podremos comprobar, se saltarían a la torera).
Utilizarían la técnica epidemiológica conocida como “estudio comparativo del caso”, la cual permite comparar un gran número de enfermos con un gran número de sanos, para descubrir las diferencias entre ambos. El instrumento empleado sería un extenso cuestionario de decenas de páginas. Ahora bien, tenían que saber por dónde empezar, para elaborar el cuestionario era preciso saber un mínimo sobre las víctimas de estas enfermedades, hablar con ellas, saber un poco de su modo de vida,… Para ello, una decena de miembros del CDC se desplazaron a los puntos calientes donde estas enfermedades estaban afectando más, Los Angeles, San Francisco, N. York y Miami.
Visto por encima la mayoría de las víctimas eran personas que les preocupaba su alimentación, muchas hacían incluso deporte, la mayoría era gente acomodada y muy joven. Sorprendió a los enviados de Atlanta el grado de promiscuidad sexual, habían tenido centenares de compañeros y algunos incluso millares. Las conversaciones confirmaron que hacían un uso masivo de diversas sustancias tóxicas, especialmente “poppers”. Esos “poppers” – comentaría Harold Jaffe, uno de los detectives enviados por el CDC, que más tarde ocuparía un lugar destacado en el “stablishment” investigador del sida- no solamente dilataban los vasos del pene y de la mucosa anal, sino que además, al disminuir la presión arterial, procuraban una sensación de euforia que prolongaba el orgasmo. Jaffe visitó una de las “baths houses”, locales frecuentados por los homosexuales que se pusieron muy de moda en aquella época, también llamados “hots houses” y se llevó, de muestra, varias ampollas que llevaban las siglas de Burroughs Wellcome. Como todos saben, la misma compañía fabricante años más tarde del AZT), que era el laboratorio que fabricaba el producto, si bien su finalidad era para consumo destinado a los enfermos que sufrían de angina de pecho, ya que los nitritos inhalables dilatan los vasos sanguíneos. Jaffe se llevó también tres frascos de “Disco Roma”, el más solicitado de los “poppers”.
Al mismo tiempo, el doctor Curran mandó investigar todas las solicitudes de Pentamidina, uno de los pocos fármacos eficaces contra la neumocistosis, que habían sido hechas desde 1979 a 1981, al Servicio Farmacológico de Enfermedades Parasitarias, que era prácticamente el único lugar que lo proporcionaba en los EE UU, al ser un fármaco de existencias limitadas debido a su escaso uso.Hizo que se estudiasen los archivos de Salud Pública de las grandes ciudades para catalogar todos los casos de este tipo de neumonías y de sarcomas identificados en los tres años anteriores. Se entrevistó también con los responsables de los 30 mayores hospitales de los EE UU en conversaciones telefónicas, así como con un gran número de médicos privados para que ninguno de estos casos escapara a su conocimiento. En una palabra, toda la maquinaria del CDC se había puesto, de repente, a funcionar.

EL PROTOCOLO 577
La tarea inmediata del CDC se centraría en la elaboración de unos detallados y extensos cuestionarios que servirían para la realización de la encuesta epidemiológica, con vistas a descartar factores y centrarse en
aquellos que más relación parecían tener con la presencia de aquellas
enfermedades. “Era el cuestionario más detallado, más imaginativo y más audaz que los cerebros de la joven ciencia de la epidemiología habían concebido nunca”, dice Lapierre refiriéndose a las más de 500 preguntas que llenaban nada menos que 23 páginas y que se llamaría en clave “CDC Protocolo 577”.
Ese cuestionario se elaboró tomando como base la experiencia adquirida durante las encuestas hechas sobre las enfermedades venéreas, las hepatitis A y B y otras enfermedades infecciosas, al cual se incorporaron datos obtenidos de un estudio, realizado cuatro años antes por dos investigadores gays, sobre los comportamientos sexuales y los usos y costumbres de unos quinientos homosexuales norteamericanos. El dossier preparatorio fue completado con el inventario de todos los casos de neumocistosis y de Kaposi detectados en los EE UU en aquel comienzo de otoño, con su descripción lo más completa posible, que sumaban en total unos 40 casos.
Parece ser, según dice Lapierre en su libro, que Jim Curran también había recabado los conocimientos del doctor William Darrow, el especialista del CDC en el estudio sociológico de los grupos sexualmente arriesgados. Este profesor contaba con 20 años de experiencia en el estudio de las costumbres de aquellos que se veían aquejados de episodios de sífilis, blenorragia y otros problemas venéreos. “Para mí –afirmaría el profesor Darrow- no cabía la menor duda, esta siniestra epidemia era, evidentemente, transmitida por vía sexual”.
De lo descrito hasta ahora ya deducimos cómo respiraban en el CDC en cuanto al posible origen del asunto y, como vamos a ver, esa predisposición hacia la causa infecciosa iba a influir en la elaboración del cuestionario y lógicamente en la interpretación y conclusiones. Vayamos al cuestionario, el famoso “Protocolo 577”, el cual incluía en efecto preguntas de todo tipo, nada parecía escapar a los astutos epidemiólogos del CDC, hasta el mínimo detalle sobre las costumbres de esas personas era registrado. Se preguntaba por los ingresos, ocupaciones, hábitos de consumo, alcohol, tabaco, (cantidad, tipo, marcas), antecedentes familiares, personales, naturaleza de los medicamentos consumidos en los diez últimos años, animales domésticos y causa del fallecimiento de estos, sólo faltaba registrar la marca de calzoncillos que usaban.
Informados de que su enfermedad actual podía tener que ver con el consumo de estupefacientes, se les pedía informaran del tipo de sustancia, de las fechas y de la forma en que eran usadas, si era inhalada, inyectada o vía oral. Se insistía en el tema de los “poppers”, tan apreciados por los gays por sus virtudes “sexualmente estimulantes”, se indagaba sobre su frecuencia, lugar de uso, marca, origen de fabricación,.. “Pero nobleza obliga –dice Lapierre- los médicos-detectives del CDC pusieron su mayor atención en todo lo relativo al comportamiento sexual. La parte de la encuesta que trataba de ese tema, el apartado cuarto, que era el más voluminoso, informaba de entrada a los encuestados de que era muy probable que su enfermedad fuera debida a la naturaleza específica de sus relaciones sexuales”. Pero la nobleza también nos obliga a nosotros a preguntarnos si esa no era una forma descarada de ir predisponiendo y condicionando las respuestas hacia la causa infecciosa venérea. Vamos a saltarnos otros detalles de esa “Operación Protocolo 577” , en la que participaron 50 enfermos, algunos ya en las últimas y alrededor de 200 homosexuales sanos, pero con un comportamiento de gran riesgo. La operación comenzó el 1º de octubre de 1981 y concluyó el 1º de diciembre del mismo año, circunscrita a las ciudades de San Francisco, Los Angeles, N. York y Miami.

LAS BRILLANTES CONCLUSIONES DEL PROTOCOLO 577
“La cosa que más nos sorprendió de entrada – confesó Harol Jaffe- fue comprobar hasta qué punto los individuos afectados habían sido sexualmente mucho más activos que los individuos sanos. Aunque habian consumido mayor cantidad de “popppers”, esto nos pareció finalmente menos importante que el mayor número de intercambios sexuales, (No entendemos el porqué). Muy pronto tuvimos la certeza de que todo abogaba a favor de una epidemia transmisible por vía sexual.” (Como que no necesitaban ni haber hecho la encuesta).
Parémonos un poco ahora a analizar, siquiera por encima, esta brillante conclusión a la que llegaron los astutos sabuesos médicos-policías del CDC. Tenemos que, según ellos, “la extraña plaga tenía que ser infecciosa o transmisible, por vía sexual, porque según las encuestas, los enfermos habían sido mucho más activos sexualmente que los individuos sanos”. Pero que la única diferencia significativa entre los sanos y los enfermos consistiese únicamente en “el mayor número de compañeros sexuales o de realaciones sexuales” a favor de los enfermos, es sencillamente y por pura lógica una auténtica majadería y para verlo no hace falta ser un astuto epidemiólogo, basta con tener dos dedos de frente. ¿Por qué? Porque si estas personas tenían un número considerablemente mayor de relaciones sexuales y con personas diferentes, por fuerza tenían que tener también, como consecuencia, una mayor índice de enfermedades sexualmente transmisibles, salvo que usaran condón, lo cual no es el caso porque esta recomendación se introduce más tarde. Y si tenían más enfermedades sexualmente transmisibles, también tenían, por fuerza, que hacer un uso considerablemente mayor de antibióticos para tratarlas.
Tenemos ya dos factores sumamente estresantes de la inmunidad actuando juntos, como son las infecciones venéreas frecuentes y el abuso de antibióticos, pero hay más, ¿De dónde procedía esa líbido desbordada inagotable? ¿Cuál era la fuente de esa gran estimulación sexual? Ya lo hemos dicho, lo vieron también los astutos epidemiólogos del CDC, los “poppers”, un producto que, además de sus propiedades depresoras de la inmunidad, es cancerígeno, por lo que no debería extrañar a nadie la presencia de esta especie de tumor de piel en esos enfermos, así como la presencia de enfermedades que denotaban un colapso del sistema inmune. Resumiendo, que no hay más ciego que el que no quiere ver, o que aquel a quien no le interesa ver. Estas personas “trabajaron duramente” durante años, combinando toda una serie de factores debilitantes de la inmunidad, (conocidos unos desde antiguo y otros –caso de los poppers- conocidos después) y como consecuencia desarrollaron inmunodefiencias muy severas.
Con respecto al uso de antibióticos, al hecho de que los homosexuales activos hayan figurado siempre entre los mayores consumidores de antibióticos, se añade que en esa época se usaron un tipo de antibióticos que en su mayoría han caído en desuso por sus efectos adversos. Tal es el caso del cloranfenicol, prácticamente retirado hoy en día por su capacidad de producir aplasias medulares, (es decir, disminución de todos los tipos de células sanguíneas, glóbulos rojos, plaquetas y globulos blancos), las sulfamidas y el septrim, productores de leucopenias, (disminución de todos los tipos de glóbulos blancos). Antibióticos como las tetraciclinas, otro antibiótico de amplio espectro prácticamente en desuso, eran usados como “preventivos” cada noche antes de ir a las “baths houses”, incluso en esos locales se podían comprar libremente.
Supongamos que los doctores no supieran de los efectos producidos por el alcohol en el hígado y que de repente empezaran a ver pacientes con el hígado deshecho, imaginemos también que quien ve a estos pacientes es un doctor muy especializado en problemas infecciosos, ya tenemos la escena: “Huy, extraña enfermedad”…“Es preciso hacer un estudio comparativo del caso”…Conclusión del estudio: ”Lo único que hemos visto en las personas que desarrollan estos problemas de hígado, es que van mucho por los bares, por consiguiente tiene que tratarse de un problema infeccioso, contraído en esos lugares, posiblemente por los vasos mal lavados”. En consecuencia, que pueden beber todos los cubalibres que quieran, pero con pajita”.

MÉTODOS CIENTÍFICOS DE VALIDACIÓN OBJETIVA
El caso es que las arbitrarias conclusiones del famoso “Protocolo 577”, (de hecho, eran tan absurdas que ni siquiera convencieron en un primer momento ni al mismísimo doctor Gallo, según este comentó en una entrevista a Lapierre), iban a sentar un inquietante precedente, (que se convertiría en una constante en la llamada “ciencia (?) del Sida”), de cómo supuestos “métodos científicos de validación objetiva” sirven precisamente para todo lo contrario, es decir, para dar validez a lo que no la tiene y para quitársela a aquello que la tiene realmente. Sería también mediante otro “método científico de validación objetiva”, en este caso un “ensayo clínico controlado”, como se introduciría años más tarde, de contrabando, es decir, como si fuera un fármaco útil y beneficioso, el que en realidad es el fármaco más tóxico que se aprobó jamás para consumo humano a largo plazo, el AZT, fármaco que se sigue administrando en la actualidad, incluso a embarazadas y bebés.
El “Protocolo 577” fue el primer estudio “objetivo” destinado a ir allanando el terreno para que la inmunodeficiencia adquirida, (un problema tan antiguo como la humanidad, de hecho su principal causa a nivel mundial sigue siendo la desnutrición), acabara siendo considerado un problema infeccioso, antes incluso del supuesto descubrimiento del virus causal, algo inaudito e incomprensible, pues para poder hablar de problema infeccioso es indispensable tener el agente causante. Pero aquí no fue así, primero se “decretó” que era infeccioso y luego se buscó el agente. Genial.
Y así, desde aquel momento comenzó una exhaustiva búsqueda de un virus que pudiera ser el causante. Se analizaron y encontraron numerosos candidatos, algunos, como el herpes, el citomegalovirus o el virus de Epstein-Barr, presentes en un porcentaje nada despreciable de enfermos. La sífilis incluso era un problema muy extendido, pero ninguno de estos virus o patógenos podía ser considerado por sí sólo responsable del desencadenamiento de la “extraña plaga”.

CONNOTACIONES MORALES Y HOMÓFOBAS
Es por lo cual, a falta de un culpable, los médicos-detectives de Atlanta le inventaron un nombre, GRID, (una denominación un poco “barbara”, según Lapierre), que quería decir, “Déficit Inmunitario Relacionado con Gays”, nombre que se modificó, ante las lógicas protestas del colectivo gay, hacia la primavera de 1982, sustituyéndolo por el actual de Sida. En los medios sanitarios de los EE UU empezó a denominarse a estas patologías que comenzaban a detectarse con el revelador nombre de “The Wrath of God”, “la cólera de Dios”, más digna de integristas religiosos que de profesionales de la salud que dicen practicar una medicina científica, objetiva, que no juzga ni condena moralmente.
El caso es que un año después de la identificación por el Dr. Gottlieb de los primeros casos de neumocistosis, las víctimas oficiales registradas por el CDC sumaban doscientas dos. La prensa médica líder, como el New Ingland Journal of Medicine, de Boston, y The Lancet, de Londres, empezó a publicar artículos sobre el tema. Pero los grandes centros de investigación biomédica de los EE UU no parecían, en un primer momento, implicarse en el tema, cosa que al final acabarían haciendo, empezando por el Instituto Nacional del Cáncer, NCI, donde trabajaba el doctor Robert Gallo. Pero las andanzas de Gallo quedan para otro artículo.

Fuentes:
Dominique Lapierre, Más grandes que el amor.
Bryan Ellison, Entrevistas con los disidentes, lo que no os han dicho. AMC
Peter Duesberg, Inventing the AIDS virus, Regnery Pub. Co

domingo, 7 de marzo de 2010

AUTOGESTIÓN DE LA SALUD: UN ESCUDO NATURAL QUE NOS PROTEGERÁ DE LOS PROMOTORES DEL VIH/SIDA

(Comentario a la noticia aparecida el sábado 27 de febrero en los periódicos Público y El País)

Siempre debemos estar alerta ante este tipo de noticias, que en principio parecen dichas con mucha rigurosidad y, si rascamos un poco, nos damos cuenta de que no hay ningún estudio serio ni informaciones contrastadas con otras fuentes, e incluso a veces directamente mentiras y difamaciones; es lo que en periodismo llaman “una noticia panfletaria”, es decir, que sólo hablan de la visión interesada de una de las partes.

Resulta que nuestra querida compañera Christine Maggiore, murió de herpes generalizado por intenso estrés y neumonía, y lo que dice el periódico Público es que estas enfermedades suelen aparecer en personas que mueren de SIDA, ¿cómo se puede pretender que porque suelen aparecer en personas con SIDA esté indicando, sin ninguna duda, que se trata de SIDA, o que han sido causadas por el VIH? ¿en qué hechos científicos se basan? ¿sólo en esa correlación? Con esa misma lógica podrían igualmente decir que alguien con calambres, trastornos del sueño, crisis de ansiedad y fatiga crónica, es porque padece fibromialgia, porque estas dolencias suelen aparecer en personas con fibromialgia. Lo que hace este periódico es cualquier cosa menos riguroso. Tampoco dicen que los herpes y la neumonía también aparecen en personas que no han sido jamás diagnosticadas VIH+ y en personas que nunca han tenido SIDA, y además, y esta parte es importante, cuando dicen que Christine obtuvo “resultados contradictorios” ¿contradictorios? ¿a qué se están refiriendo?, por qué no mencionan que dio tantas veces positivo como negativo, e incluso indeterminado, cuestión que parece relevante, ya que si como presume este periódico panfletario ella murió de SIDA, tendrían que reconocer al menos que los test no sirvieron para nada al no ofrecer un resultado inequívoco. Y su hija, pese a que las autoridades intentaran encarcelar a Christine -hay que tener en cuenta que ella era una activista muy reconocida y aclamada- por negligencia criminal y quitarle la custodia de su otro hijo para "protegerlo", se demostró con todo el rigor de los médicos de la medicina oficial que murió por una reacción fatal al antibiótico amoxicilina, si hubiera sido otra la causa de su muerte y estuviera implicada su madre de algún modo -como sugiere este diario panfletario-, no os quepa la menor duda de que hubiera ingresado en prisión.



Por otra parte, referente al político que más sensatamente ha tratado el tema del SIDA en el mundo, Thabo Mbeki, mientras fue presidente de la República de Suráfrica, dice este periódico -siempre al servicio del capital-, que es culpable de las muertes entre 1999 y 2008, 365.000 personas (de los que eran niños no digo nada, porque sólo lo añaden por sensacionalismo de bajos fondos) diagnosticadas con SIDA, por falta de tratamiento. Veamos entonces, se deduce directamente de la noticia que todos ellos no hubieran muerto de haber sido tratados con los antirretrovirales, pues bien, esto suscita una pregunta ¿de qué mueren entonces todas las cientos de miles de personas en la República de Suráfrica y en el resto del mundo cuando son tratados con los antirretrovirales hipertóxicos que Mbeki quiso retener hasta que hubiera alguna evidencia de que ofrecía algún beneficio? y no me refiero al beneficio incuestionable que tiene para la farmaindustria (o directamente la Farmafia como ya dicen algunos), porque parecería que desde que ya no está Mbeki en el gobierno y desde que se dan los antirretrovirales nadie que los toma muere. Esto sí que es panfletario, en Europa, por ejemplo, prácticamente todos los “muertos de SIDA” habían tomado los antirretrovirales porque los pagamos del erario público, de hecho, la mayoría y muchos que yo mismo conozco, han tomado una media de cinco a diez medicamentos antirretrovirales diferentes antes de morir, entonces, si este periódico dice que aquellos 365.000 diagnosticados murieron por no recibir el tratamiento, ¿de qué mueren los que sí los reciben? Y en el mismo sentido ¿por qué cree que se hubieran salvado aquellos de haber recibido el tratamiento si los que lo reciben no se salvan tampoco? Esta práctica panfletaria al servicio del capital les vuelve a cegar y sólo publican la visión interesada de una parte, la que paga, por eso tampoco dice que el nuevo ministro de salud actual, que sustituyó a Tshabalala-Msimang -ministro de salud durante el gobierno de Thabo Mbeki-, en una de sus primeras intervenciones, anunció en septiembre de 2009 el comienzo de una campaña de vacunación de niños y distribución de vitaminas para impulsar el sistema inmune, que era justo lo que se hacía durante el gobierno de Mbeki. También omite el hecho de que durante tres años consecutivos no se publicaron en las estadísticas los datos de las muertes relacionadas con el HIV porque, contrariamente a como se esperaba, habían descendido (2001-2003, periodo en el que aún estaba Mbeki en el gobierno).



En lo que respecta a las personas que viven muchos años habiendo sido diagnosticado VIH+ y sin desarrollar nunca el SIDA, los "controladores a largo plazo" como nos quieren llamar ahora, siguen creando mentiras para tapar mentiras. Lo que dice haber descubierto este laboratorio catalán (Hivacat), que en realidad es un consorcio público-privado donde colaboran la Generalitat de Cataluña, la Fundación La Caixa y los laboratorios Esteve, son unas defensas (las alfa-defensinas), que a renglón seguido, cuando se va alejando el sonido del bombo y platillo, dice que servirá para abrir "nuevas expectativas terapéuticas", entonces podemos afirmar que lo que realmente han descubierto son nuevas expectativas de mercado, lo cual no me extraña en absoluto, es más no podía ser de otra manera teniendo en cuenta que ese equipo lo forma la banca y la farmaindustria, lo de la Genreralitat será sólo para poner dinero -de los contribuyentes, como siempre- y medios para catapultar los resultados. Como otro logro, exponen que "evitaría el tratamiento antirretroviral a miles de personas", ¿por qué les preocupará si ellos mismos reconocen que los antirretrovirales son muy efectivos y ofrecen una mejoría en la calidad de vida de quienes los toman?, sencillamente porque es muy evidente que no es así, y ellos lo saben, aunque no es políticamente correcto decirlo y va contra los intereses de quien paga. El hedor se sigue acumulando ¿cuál será la capacidad de la población para soportar semejante corrupción y fraude? ¿cuánto tiempo más habrá de pasar? ¿y cuántas muertes más tendremos que lamentar antes de que reaccionemos para decir BASTA?



Ni que decir tiene, que si estas alfa-defensinas que muchos tienen de forma natural pueden inhibir el VIH y deshacerse de él sin más -como afirma este diario- ¿no será porque en realidad (como lo han venido señalando miles de científicos de muchos países y diferentes disciplinas y a los que no se les conoce conflicto de intereses) el VIH, incluso admitiendo que existiera, no es suficiente ni necesario para causar el SIDA? y como reconoció el propio Luc Montagnier (premio Nobel 2008 en medicina por el descubrimiento del VIH, y que no es ningún disidente, ni negacionista, de la hipótesis oficial) "si tenemos un buen sistema inmune todos podemos deshacernos del VIH en cuestión de semanas sin mayor problema" y teniendo eso en cuenta ¿no sería lógico pensar que lo único que habría que hacer sería fortalecer y mantener nuestro sistema inmune? como también reconoció el mismo Montagnier "con mejores nutrientes y un nivel aceptable de antioxidantes, condiciones higiénicas aceptables, etc".

Por otra parte, conozco a muchas personas sanas que llevan hasta 24 años diagnosticadas de infección por VIH y que nunca han desarrollado SIDA, pues bien, ninguna hemos sido invitadas a participar en este estudio, y me pregunto si yo conozco a muchas personas por todo el estado español que a su vez conocen a otras muchas y ni una sola ha participado en este estudio ¿quienes han participado en este estudio si ellos mismos dicen que en el estado español hay 250 personas de este tipo? Que, por cierto, somos muchas más, y me surge otra pregunta más inquietante aún ¿cómo han contado que somos 250 personas si muchos de nosotros hace mucho tiempo que dejamos de ir al médico de Medicina Interna-Infecciosos? los que hace mucho que no van a su cita ¿constan como “controladores de elite”, muertos, o sencillamente desaparecidos?



Desgraciadamente, no es nada nuevo esta persecución a los llamados "negacionistas" del SIDA, se usa esta palabra para insultarnos, en una clara alusión a las personas que negaron el holocausto nazi, nos comparan con aquellos que negaron o niegan el holocausto nazi, cuando en realidad nos tendríamos que cuestionar ¿quién está negando qué? nosotros no negamos la existencia de personas que presentan inmunodeficiencias, eso no tendría sentido, en lo que discrepamos es en explicar cómo llegaron a tener esas deficiencias, es decir, su origen, su causa, y en consecuencia, su tratamiento, porque el mayor perjuicio que se ha causado, y se sigue causando, a la población civil es el no haber acertado en el tratamiento (antirretrovirales, para tratar los retrovirus) porque no se ha identificado correctamente la causa que ha llevado a deteriorar el sistema inmune de las personas que mayormente presentaban inmunodeficiencias, ciertos homosexuales (por un estilo de vida de abuso de drogas, mayormente inhaladores de nitrito, malnutrición o desnutrición, abuso de antibióticos para tratar las ETS, falta de descanso, etc.), consumidores de drogas intravenosas (evidentemente por las drogas que consumen, malnutrición o desnutrición, falta de higiene y descanso, etc.) y en una proporción mucho menor las personas hemofílicas (por su enfermedad son conocidos inmunodeprimidos ya antes de la era del SIDA, el factor coagulante artificial, el recibir demasiada sangre procedente de otras personas, con una esperanza de vida bastante inferior al resto de la gente, etc.). De esta manera, al no haber acertado en la causa, el tratamiento no sólo no es el adecuado, sino que es altamente tóxico y se administra a personas que ya tienen un sistema inmune deficiente y seguro que otros sistemas también están deteriorados, de manera que no pueden soportar (unos menos que otros) los efectos de estos antirretrovirales, que son en realidad auténticas bombas de relojería, y acaban muriendo en su mayoría, o en el mejor de los casos acaban con los sistemas deteriorados y un estado general de salud deplorable.



Los que yo llamo "oficialistas" del SIDA, por seguir a pies juntillas las directrices oficiales marcadas, que, por el contrario, no es ningún insulto sino una manera de diferenciarnos para poder saber a qué nos referimos, sí que están negando la posibilidad de haberse equivocado en algún término en el proceso de investigación, niegan también la posibilidad de admitir que los antirretrovirales son demasiado tóxicos para dárselo a cualquier persona sana, peor aún si la persona está inmunodeprimida, y lo más alarmante es que incluso niegan que haya un número importante de científicos, médicos, virólogos, etc., incluso varios premios Nobel y profesores eméritos de universidades, que disienten de la hipótesis oficial y que creen honestamente que se debería seguir investigando y que no se debería descartar ninguna hipótesis; e incluso niegan que en ciencia se pueda cuestionar y disentir de la hipótesis mayoritariamente aceptada. Parece que el ejercicio de negar es más propio de los oficialistas que de los disidentes.



Si no se hubieran cuestionado las hipótesis mayoritariamente aceptadas en muchos asuntos en toda la historia de la ciencia, y más aún en la medicina, habríamos avanzado muy poco, y estaríamos aún hoy repudiando, apartando y marginando a las personas que hubieran sido diagnosticadas con Beri-Beri, Pelagra, Escorbuto, etc. ya que mayoritariamente y durante demasiados años estuvieron consideradas enfermedades infecciosas y contagiosas, y cuando ya no se podía prolongar más lo insostenible, y se admitieron y consideraron otras hipótesis hasta ese momento negadas o censuradas, se reconoció que estas enfermedades eran debidas a diversas carencias nutricionales. Exactamente igual que ahora están haciendo con el SIDA. Cuanto daño hecho en nombre de la ciencia por los que dicen trabajar para protegernos, la opción más sensata a día de hoy es protegernos de quienes dicen protegernos, y no sólo en la medicina, también en la política, en la ciencia, etc. que en realidad siempre van de la mano, porque los dueños y pagadores son solo uno.


Raúl (ARIS)
Asociación para el Replanteamiento Integral de la Salud